Sin visto bueno de las FARC


Un hombre sostiene un enorme retrato de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt en una de las muchas manifestaciones que exigen su liberación de parte de las FARC.

Las versiones sobre la mala salud de la polí­tica Ingrid Betancourt y otros rehenes, llevaron al presidente francés Nicolás Sarkozy a enviar esta semana una misión médica con destino final a las selvas colombianas, aunque sin el aval de los rebeldes que a priori han descartado nuevos gestos humanitarios.


El avión enviado por Sarkozy con equipo médico, permanece estacionado en la base militar de Catam, en el oeste de Bogotá, listo para partir a las selvas del Guaviare de ser necesario.

Campesinos de esa región cocalera en el sureste de Colombia, donde la guerrilla y otros grupos armados tienen una fuerte presencia, aseguraron ante autoridades y sacerdotes en los últimos dí­as que vieron a Betancourt muy deprimida y que fue atendida de leishamniasis y hepatitis B.

«Ingrid está en peligro de muerte inminente. Ella ya no tiene la fuerza de resistir a un cautiverio interminable que se transforma en una tragedia», aseguró Sarkozy el martes, al pedir nuevamente al jefe histórico de las FARC, Manuel Marulanda («Tirofijo») que libere a Betancourt.

Ese mismo dí­a Sarkozy consiguió que el presidente colombiano Alvaro Uribe se comprometiera a suspender las operaciones militares en las coordenadas donde la guerrilla disponga debe atenderse a Betancourt.

Parí­s también señaló que la misión iba a realizarse con el concurso del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Ese organismo coordinó las dos operaciones en enero y febrero en las selvas del Guaviare en las cuales los rebeldes entregaron antes en forma unilateral a seis rehenes, como un gesto hacia el presidente venezolano Hugo Chávez.

Pero ni el CICR, ni el gobierno francés han recibido hasta ahora una respuesta por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Este viernes el canciller francés Bernard Kouchner, urgió a la guerrilla para que se pronuncie. «Las FARC deben responder, nosotros esperamos, estamos en el terreno», declaró desde Bucarest, donde participa en la cumbre de la OTAN.

Pese a la falta de una respuesta formal del secretariado de las FARC, la agencia Anncol cercana a los rebeldes, divulgó un artí­culo en el que recomendó desconfiar de Francia y calificó de «ingenuo» al presidente Sarkozy.

En otro texto conocido recientemente el llamado canciller de las FARC, Rodrigo Granda, anticipó que no habrí­a nuevas liberaciones ni gestos sobre los rehenes, hasta que el gobierno acceda a negociar un canje. Ese mensaje fue en respuesta a la muerte el 1 de marzo del número dos de la guerrilla por una operación colombiana en el campamento que Raúl Reyes habí­a establecido en el norte de Ecuador.

Para esa negociación la guerrilla ha puesto hace varios años sus cartas sobre la mesa: exige la desmilitarización de un territorio de 800 km2 en el suroeste del paí­s y que los rebeldes que sean excarcelados durante el intercambio puedan volver a las filas insurgentes.

El gobierno colombiano rechaza desmilitarizar ese territorio que incluye a los poblados de Florida y Pradera, vecinos a Cali -la tercera ciudad colombiana, con 2 millones de habitantes- y exige que los guerrilleros que queden libres a cambio de los secuestrados renuncien a la lucha armada.

«Bajo ninguna circunstancia este gobierno va a entregarle, así­ sea por 24 horas, la vida y los bienes de unos ciudadanos a un grupo armado ilegal», reiteró el alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo.

Las FARC mantienen en su poder a un grupo de al menos a 39 rehenes que considera «canjeables» y que incluye además de Betancourt a tres estadounidenses, tres polí­ticos colombianos y decenas de policí­as y militares colombianos, algunos de ellos retenidos desde hace más de diez años.

Su drama lo resume Oscar Tulio Lizcano, secuestrado por las FARC hace más de siete años cuando era congresista y que en un video divulgado la noche del jueves por la senadora opositora Piedad Córdoba, como una prueba de vida, clamó la intervención del presidente venezolano.

«Comandante Chávez, haga usted como buen soldado de (el libertador Simón) Bolí­var lo imposible para sacarnos de aquí­ porque nos estamos pudriendo en esta selva», dijo en el video.

bur-hov/dk

Para esa negociación la guerrilla ha puesto hace varios años sus cartas sobre la mesa: exige la desmilitarización de un territorio de 800 km2 en el suroeste del paí­s y que los rebeldes que sean excarcelados durante el intercambio puedan volver a las filas insurgentes.