Pobreza, drogadicción, desempleo, hambre y abandono; una combinación cada vez más común y visible en las áreas urbanas que se manifiesta en el incremento de la población indigente y desamparada que deambula por las calles sin la posibilidad de cambiar su estilo de vida.



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Este drama afecta a familias enteras y condena a vivir en la indigencia a niños y niñas, en muchos casos, aún desde antes de su nacimiento. Las autoridades gubernamentales y municipales no tienen una respuesta para enfrentar un problema cada vez más serio y complejo para la sociedad.
El agua, el transporte, el ornato y la recolección de basura son algunos de los temas que las comunas de los municipios más urbanizados han conseguido sortear con proyectos coyunturales o reacciones emergentes. Sin embargo, para la indigencia no tienen una solución.
Incluso, no hay un conocimiento pleno de este problema, que en ocasiones se minimiza o se confunde con el alcoholismo, la vagancia o la drogadicción, mientras que las verdaderas causas y consecuencias permanecen ocultas y son ignoradas.
Marvin era un joven con un hogar y una familia con quien compartió buenos momentos, pero ahora, entrevistado por La Hora con la condición de no revelar su identidad, cuenta que desde pequeño sufrió ciertos “traumas” que afectaron su vida en la adolescencia y que le llevaron a la miseria.
“Enfrenté la muerte de mi padre a los 14 años y desde esa edad me involucré con personas que consumían drogas, cigarros y otras sustancias químicas para olvidar lo que vivíamos”, comenta.
Sus parientes lo expulsaron de la casa porque ya no podría seguir arriesgando las pertenencias de sus familiares. “El hecho de consumir drogas, alcohol o piedra significa deshacerte de las pertenencias personales”, explica.
«De esta manera es que me convertí en joven de la calle. Yo me confundía con un chara (indigente alcohólico), mal vestido, sucio, con un aspecto desagradable y empecé a robar para sobrevivir en la calle”.
“Durante siete años tuve una vida así”, cuenta Marvin, quien ahora, con ayuda del Movimiento de Jóvenes de la Calle, superó la adversidad de vivir como indigente en la calle.
Marvin cuenta que, a diferencia de su caso, existen cientos de personas que no han tenido la oportunidad de salir de esa vida, pues se enfrentan con infinidad de situaciones como la falta de trabajo o de algún programa que les ayude a salir adelante.
El problema es más serio de lo que parece, pues no todo se reduce al alcoholismo y la drogadicción. En la indigencia están naciendo niños y niñas, condenados a seguir y reproducir el estilo de vida de sus padres, quienes carecen de oportunidades para salir del círculo vicioso del desempleo, la pobreza, la falta de vivienda y las adicciones.
Según la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, actualmente se tienen identificados siete focos de concentración de personas menesterosas en la Capital: la Plaza de la Constitución; el Parque Concordia; el Parque Colón; la 34 calle y Calzada Roosevelt; la 33 calle y tercera avenida de la zona 3; la sexta avenida y diagonal 6 de la zona 4 y La Terminal de la zona 4.
Fuentes de Bienestar Social refieren que en el último conteo rápido realizado en el 2005 se habían contabilizado 406 personas en situación de desamparo y en el 2009 había 230 personas, lo cual evidencia la falta de estadísticas actualizadas para medir el problema, ya que según organizaciones especializadas en la protección de niñez y adolescencia el problema es mucho mayor cada año.
SIN SOLUCIONES INTEGRALES
Según Silvia Raquel Vielman De León Secretaria de Bienestar Social de la Presidencia los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que habitan en la calle han optado por ella huyendo de la violencia intrafamiliar y de la miseria en que viven sus familia; una gran mayoría procede de áreas urbanas marginales o zonas pobres, de hogares desintegrados con padres alcohólicos, o madres solteras que salen todo el día a trabajar y no tienen tiempo para ocuparse del cuidado y atención de sus hijos e hijas.
Vielman de León indica que actualmente los indigentes son una población utilizada para delinquir, o para la distribución de drogas; un gran número se ha convertido en personas violentas, agresivas y que rechazan la ayuda para ingresar a centros de desintoxicación y rehabilitación.
Según la Secretaria actualmente se cuenta con un proyecto de Prevención y Atención a niños, niñas, adolescentes y jóvenes que dependen de la calle para sobrevivir, es decir que se atiende no solo los que viven en la calle sino también los niños que trabajan en la calle, que son explotadas por sus propios progenitores o familiares más cercanos. No obstante, los resultados son mínimos cuando se trata de abordar el problema de la indigencia.
Carlos Sandoval, vocero de la comuna capitalina, indica que el desamparo no es un problema que deba resolver la Municipalidad, ya que lo único que puede hacerse desde la Alcaldía es retirar a las personas que se encuentren en la vía pública y “accionar en contra de las personas por adueñarse o apropiarse de los lugares que no les corresponde» y «serán las autoridades de Gobernación a las que les corresponda el accionar o en determinado momento de un programa social para rescatarlos de las calles”.
Sandoval dice que la Municipalidad apoya organizando y ordenando espacios públicos, pero “cuando estas personas (indigentes) se encuentran expuestas al frio, o a las bajas temperaturas la municipalidad por medio de los bomberos municipales son trasladados a albergues, para resguardarlos y tengan comida y seguridad”.
Además señala que el escenario de la indigencia en la Capital es abundante, principalmente en las zonas 1 y 2, que son las más comerciales y resultan ser importantes centros de confluencias para personas del interior. El vocero manifiesta que el problema de la indigencia se suscribe a personas que emigran del interior del país en busca de una oportunidad de trabajo, pero al no encontrarlo se quedan en las calles.
Sandoval indica que de parte de la Municipalidad no existe un plan específico para atender a las personas menesterosas.
Así mismo, señala que la indigencia es un problema para la seguridad, ya que en los lugares en donde se encuentran indigentes se crea la necesidad de consumo de drogas, lo cual provoca asaltos o actos delictivos. Además indica que este también es un problema para el ornato, puesto que al hacer sus necesidades fisiológicas utilizan el espacio público y se tienen que realizar la limpieza correspondiente en las áreas en donde estas personas se encuentran.
“Lo que debe existir es un rescate inmediato de la niñez que se encuentra en las calles, así como de las personas indigentes (…) muchas de las personas desamparadas no están por el consumo de drogas, sino que han sido golpeadas por la vida, es por eso que debe realizar el rescate”, expresa Sandoval.
REACCIÓN NECESARIA
Leonel Dubón, director del Refugio de la Niñez, considera que efectivamente la indigencia es un problema serio, puesto que existe una violación a los derechos básicos, como conseguir una vivienda, acceder a la educación y salud. “Cualquier niño que se encuentre en situación de indigencia o situación de calle, están siendo vulnerados sus derechos elementales”.
Dubón indica que el escenario de los niños de la calle ha variado significativamente desde la época de los noventa cuando el tema del niño de la calle era muy evidente sobre todo en la parte central de las principales ciudades, Guatemala, Quetzaltenango, y Cobán, pero esto se ha modificado pues los niños ya no llegan a las principales calles porque están siendo absorbidos por las maras en las mismas aldeas, comunidades o cinturones de pobreza que tienen las ciudades.
Otro de los factores que ha cambiado el escenario ha sido por el remozamiento de los centros culturales y las políticas represivas de los alcaldes han hecho que la población de calle que pernoctaban en indigencia en las principales calles hayan optado ahora a vivir en las afueras de la ciudad.
Dubón señala que en la actualidad “no hay programas que se estén dedicando a atender a la niñez en situación de calle”.
Cecil de León, director de la Asociación de Derechos Humanos, Económicos y Sociales de Guatemala (Descgua), señala que no todos los desempleados son indigentes, pero seguramente todos los indigentes son desempleados y no tienen ingresos o el apoyo de una familia que les ayude a enfrentar el difícil entorno económico.
A partir de entonces surgen las adicciones y el abandono; es el momento en el que se recurre a los estupefacientes para superar las complicaciones de la vida diaria.
De León critica que a pesar de ser responsabilidad del Estado por mediación de sus dependencias, organizaciones y fondos de proveer salud, educación, seguridad social, desarrollo y una vida plena, no se tengan programas de reinserción para los indigentes.
Indica que todos los habitantes de este país pagan directa e indirectamente impuestos, y esos sirven para que el Estado funcione, pero si no se garantizan los derechos fundamentales se vulnera a estas personas: “El Estado no tiene un programa serio que pueda ayudar a vivir y a sobrevivir a los habitantes de este país que no tienen la posibilidad de desarrollarse como se debiera”.
Además según el director de Descgua “no es extraño que cuando se hable de indigencia también se hable de desarrollo social, por lo que se debe exigir al Estado una recuperación de estas personas” pues no se tienen políticas públicas para garantizar los derechos de estas personas.
«La indigencia en un país es el resultado del subdesarrollo»
Silvia Raquel Vielman de León, secretaria de Bienestar Social de la Presidencia, explica su visión sobre la indigencia y como el problema puede complicarse cuando se involucra la delincuencia y la criminalidad.
POR EDER JUÁREZ
ejuarez@lahora.com.gt
¿Es un problema el tema de la indigencia en Guatemala?
La indigencia en un país es el resultado del subdesarrollo, de la situación socioeconómica del mismo, pobreza, pobreza extrema, desempleo, etcétera. Son personas que en general no pueden satisfacer sus necesidades básicas, carecen de un lugar para vivir; por lo tanto, afecta a la sociedad en general, lo que significa que es uno de los problemas sociales de Guatemala.
¿Cuál es el escenario del indigente en el país?
Los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que habitan en la calle han optado por ella huyendo de la violencia intrafamiliar y de la miseria en que vive la familia. Una gran mayoría procede de áreas urbanas marginales o zonas pobres, de hogares desintegrados con padres alcohólicos o madres solteras que salen todo el día a trabajar y no tienen tiempo para ocuparse del cuidado y atención de sus hijos e hijas.
¿Cuál es la solución que se plantea?
La atención directa a la población actual con programas y proyectos de atención en calle sin asistencialismo que permitan el restablecimiento de derechos y la reinserción social de esta población.
¿Cree que la indigencia es un problema para la seguridad?
La indigencia como tal, no. Ellos mendigan. El problema es cuando ya se involucran en otros grupos de delincuencia o son utilizados por el crimen organizado, narcomenudeo, etc.