Los Jets de Nueva York excluyeron ayer a Mark Sánchez de algunas jugadas durante los entrenamientos, en una medida que según el entrenador Rex Ryan busca acicatear el orgullo del quarterback tras una mala actuación en su último partido.
Al comienzo de la campaña, pocos esperaban que los Jets tuvieran que implementar este tipo de tácticas para motivar —o irritar— a su mariscal de campo en su tercer año en la NFL.
Muchos pensaban que Sánchez daría un paso más en su evolución para convertirse en un quarterback estelar de la liga. Pero el mariscal de ascendencia mexicana ha tenido muchas dificultades y las críticas a su desempeño han arreciado.
Ryan dijo que sustituyó a Sánchez por Mark Brunell, de 41 años, en algunas jugadas de las prácticas del lunes y el martes. A juzgar por la longitud de sus respuestas a la prensa, el quarterback no quedó contento.
«Es la decisión del entrenador», dijo Sánchez el martes.
El equipo había empleado esa misma táctica la campaña anterior y al parecer le funcionó. Sánchez jugó algunos de sus mejores partidos después que Ryan tomó esa medida y los Jets (5-5) esperan que el resultado sea el mismo en esta ocasión.
«No creo que realmente importe», aseguró Ryan. «Pero por alguna razón, se enojó un poco y sacó ese espíritu súper competitivo que sabemos que tiene».
Después del reemplazo el año pasado, Sánchez se recuperó con algunas de sus jugadas más precisas y excelentes tomas de decisiones en medio de los partidos para que los Jets llegaran a su segunda final de conferencia seguida.
El jugador le contó después a la revista GQ que estaba tan enojado que «quería pelear» con Ryan.
«Si hace falta que yo haga esto y reciba una trompada en la nariz, no me importa», dijo Ryan el martes. «Lo aceptaré, pero tenemos que ver que él cumpla. El es el indicado, es mi elegido y necesitamos que cumpla. Todos tienen que jugar con esas ganas y me encanta cuando él lo hace».
«Cuando él lo hace», agregó, «es extremadamente difícil ganarnos».
Sánchez, de todos modos, aseguró que la maniobra no le molestó. «Creo que el año pasado sí lo logró, no sé», dijo. «Eso es cosa de Rex».
Pero Ryan dijo que era obvio que el quarterback estaba molesto.
«Sí, por favor, miren su lenguaje corporal», afirmó entre risas. «No me ha hablado, en serio. No dijo una palabra».