Sin resultados concretos, la cumbre de Cancún fracasará


Las negociaciones internacionales sobre el cambio climático podrí­an fracasar definitivamente el mes próximo en Cancún si la conferencia de la ONU no desemboca en ningún resultado concreto, advirtió la comisaria europea encargada del Clima, Connie Hedegaard, en una entrevista concedida a la AFP.


Todo dependerá de la «voluntad de compromiso» de los paí­ses implicados en el proceso, insistió la comisaria.

La ex presidenta de la conferencia de Copenhague sobre clima, de triste memoria para la UE, quiere creer en que habrá resultados pero no excluye malas sorpresas.

De regreso de México, donde en su calidad de responsable del Clima de la UE participó en la última reunión preparatoria de la conferencia, la comisaria danesa tiene el sentimiento de que hay una voluntad de salir del atolladero.

Pero por el momento «todo está en el papel», insistió.

La culminación del proceso iniciado en el seno de las Naciones Unidas está entre las manos de Estados Unidos y de China, los principales contaminantes del planeta.

Por el momento esos dos se oponen a toda obligación jurí­dicamente coercitiva en materia de reducción de gases con efecto invernadero.

Por esta razón, la reunión de Cancún no será más que una etapa. La esperanza de concluir un acuerdo jurí­dicamente coercitivo quedó en la perspectiva de la próxima conferencia prevista para fines de 2011 en Sudáfrica.

La victoria electoral de los republicanos en Estados Unidos el 4 de noviembre hace improbable la adopción de una legislación que imponga restricciones a las emisiones de gases con efecto de invernadero en Estados Unidos y en consecuencia hipoteca el encuentro de 2011.

Aún es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre la actitud de Washington, afirma sin embargo Connie Hedegaard.

En efecto, nada impide que la administración Obama adopte el paquete de las otras medidas preparado para Cancún, afirmó la comisaria.

Los objetivos en México son concretos: lucha contra la desforestación, sistema de alerta climática, transferencia de tecnologí­as limpias hacia los paí­ses más pobres y, sobre todo, los financiamientos prometidos para el periodo 2010-2012.

La UE se comprometió con un aporte de 2.400 millones de euros por año, Estados Unidos con 30.000 millones durante todo el periodo.

El proceso internacional de la ONU está empantanado, pero sigue presente y sobrevivirá «si Cancún concluye con resultados substanciales, acciones concretas», insistió la comisaria.

En caso contrario, «si no llegamos a un compromiso en Cancún, (el proceso) estará el peligro», advirtió.

Los europeos tienen un plan de acción ambicioso y obligatorio para 2020: reducir en un 20% sus emisiones de gases con efecto invernadero con respecto a sus niveles de 1990, realizar 20% de economí­a de energí­as y llevar a 20% el consumo de energí­as renovables.

Pero no son los únicos en actuar. «La mayorí­a de los miembros del G20 tienen objetivos nacionales y China prepara un plan quinquenal», insistió Hedegaard.

Concluir un acuerdo internacional sin Estados Unidos y sin China es «siempre posible, pero no permitirá reducir las emisiones de gases con efecto de invernadero», afirmó.

Ahora, para la UE el único problema es mantenerse competitiva en la carrera por la innovación. Numerosas empresas del sector de las energí­as renovables han caí­do en cuenta que les resulta mucho más barato producir en China o en un paí­s del hemisferio sur, advirtió la comisaria.