NADIE DA CUENTA DE LO QUE FUE DE LOS INFANTES QUE SE VIERON FORZADOS A PARTICIPAR EN EL CONFLICTO ARMADO
«El recorrido no era como cuando salían a prácticas de campaña? Una súbita seriedad cubría los rostros de los niños que, en viaje hacia la muerte? se habían convertido en hombres. Sus manos se cerraban alrededor del arma, como queriendo transmitir a ella su decisión. Los autobuses tomaron la Avenida de la Reforma, su objetivo: alcanzar el área de combate en el hospital Roosevelt».
Este es un párrafo extraído del libro Los héroes en Guatemala tienen quince años, en el cual su autor, Carlos Enrique Wer, narra cómo estudiantes de la Escuela Politécnica fueron a combate armado directo con tropas norteamericanas «liberacionistas» el dos de agosto de 1954. Este hecho es uno de los pocos que se tienen registrados en la historia de Guatemala, con respecto a la participación de niñez y adolescencia en enfrentamientos armados.
Guatemala fue escenario de un conflicto armado interno, que dio inicio aproximadamente en 1960 y finalizó con la firma de los Acuerdos de Paz en 1996. Durante esa época, se cometieron violaciones a los derechos humanos y en especial a los derechos de la niñez, población que fue afectada indirecta y directamente por la guerra interna.
Hasta la fecha, no existen registros concretos de las niñas, niños y adolescentes víctimas del conflicto, de lo cual se suscita una interrogante más: ¿Cuántos de ellos tuvieron alguna participación directa en los enfrentamientos? ¿Cuáles son las secuelas de esa participación? ¿Hubo atención para las víctimas?
El estado por medio de informes presentados al Comité de los Derechos del Niño ha reconocido que sí se utilizó a infantes en época de guerra, pero los datos no van más allá de ser una declaración.
Antecedentes
Al inicio del conflicto armado interno de Guatemala, que llegaría a durar 36 años, se dieron reclutamientos forzosos de menores de 18 años por el Ejército de Guatemala, según cita el Informe «Guatemala Memorias del Silencio», de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, CEH «durante el período del enfrentamiento armado interno el Ejército de Guatemala forzó ilegalmente a miles de jóvenes a incorporarse a sus filas y participar directamente en las hostilidades? incluyendo además a muchos menores de 15 años de edad».
Esta situación es reafirmada en el Informe del Estado al cumplimiento de las disposiciones del Protocolo Facultativo «Relativo a la participación de Niños en Conflictos Armados», elaborado por la Comisión Presidencial de Derechos Humanos, Copredeh, «Debemos reconocer que durante el período de guerra, el reclutamiento militar forzoso constituyó una práctica común tanto para el Ejército Nacional, como para los grupos de la guerrilla, concentrados en la URNG».
En el informe de Recuperación de la Memoria Histórica, Remhi, de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, ODHAG, se reconoce otra práctica que manifestó el uso de adolescentes durante el período bélico del país, «en los primeros años de las PAC, Patrullas de Autodefensa Civil, se describen casos de participación de menores? en muchas comunidades», asevera el texto.
«Los casos han supuesto una militarización forzada de los niños por el uso de las PAC en rastreos y la lucha contra la guerrilla (…) también se han dado casos de participación de algunos niños en la guerrilla, pero no hay constancia de que fuera de manera forzada sino más bien como respuesta al asesinato de sus familiares» refiere el Remhi.
Por su parte, el coronel Daniel Domínguez del departamento de comunicación del Ministerio de Defensa, comenta que se desconocen actualmente dentro de la institución los datos dados por el informe de Copredeh, además, afirma desconocer si se reclutó forzosamente a menores de edad durante esa época.
«No había ninguna instrucción específica de que aceptáramos menores de edad». Sin embargo, añade que la posibilidad que se haya hecho sí existe de manera particular en algunas áreas durante el conflicto. «Los casos que se dieron fue porque el personal llegaba con identidades falsas, en forma voluntaria se presentaban muchos menores de edad con cédulas falsificadas», afirma Domínguez.
Cifras poco certeras
A pesar que en varios documentos se hace alusión a este hecho, no existen datos exactos que determinen el número de niñez y adolescencia que haya participado directamente en el conflicto, son datos muy aproximados.
Según Patricia Ogáldez, de la ODHAG, «en relación a las víctimas que se dieron, no fue porque estuvieran involucradas dentro de la guerrilla o en el Ejército. Habrá más de algún testimonio que sí lo menciona, pero uno en concreto no es fácil de señalar. La mayor cantidad de víctimas pertenecían a la población civil».
«Las cifras que brindan la CEH y el Remhi, son aproximadas, debido a que no se termina de esclarecer todo, aún existen cementerios clandestinos, que seguramente no se ha descubierto» asegura Carlos Alarcón, director de comunicación social de la ODHAG.
«Hay que tomar en cuenta algo importante, y es que actualmente la niñez sigue invisible, imaginemos su situación hace 40 años. Si actualmente no existen cifras ni datos de la situación de la niñez, mucho menos de aquel tiempo, especialmente durante la guerra interna» agregó Alarcón.
De la misma forma, la directora del programa Cultura de Paz, de la Secretaría Presidencial de la Paz, Sepaz, Rosa María Ortega asegura que no se tienen datos concretos dentro de los registros, «un dato exacto no tengo, pero según informes que he leído dicen que el mayor porcentaje de niñez desaparecida se dio en aquellos lugares donde la crisis se agravó» indica Ortega.
Otro de los datos que se conocen, son los del Informe de Estado elaborado por la Copredeh, en donde explica que «de un 45% de la población masculina que había sido reclutada en una época de su vida por una u otra de las partes en conflicto, el 20% eran menores de edad».
El legado de la guerra
El Movimiento Social a favor de la Niñez y Adolescencia, presentó un Informe Alternativo, siempre sobre las disposiciones del protocolo facultativo. Dicho informe vincula la actual ola de violencia del país con la niñez y adolescencia que estuvo durante la época de la guerra, refiriéndose en especial a los que fueron desmovilizados del Ejército y la guerrilla al final del conflicto.
«No existe ningún dato desglosado de los rangos de edades de los reclutados, ni cuál fue el destino de dichos menores de edad, además, el Estado no ha presentado una política coherente de atención psico-social a los niños y niñas víctimas de dicho reclutamiento, lo cual provocó un problema social de violencia generalizada que se destaca en la actualidad», concluye el informe alternativo.
Al respecto, Ogáldez opina que el problema actual de violencia, donde se ve la participación de adolescentes en grupos de pandillas, no puede adjudicarse a los adolescentes de la actualidad porque ellos no vivieron directamente los sucesos de violencia durante el período bélico, «esto se debe más a la cadena de problemas sociales como la exclusión social, y las pocas oportunidades de empleo, que dejó el conflicto».
«Todos estos problemas sí son consecuencia del conflicto armado interno, que han desencadenado que los jóvenes imiten patrones de violencia externos, obviamente existe una organización interna de personas adultas que conocieron los mecanismos utilizados en la guerra y son ellos quienes los manipulan y se aprovechas, especialmente en áreas consideradas marginales» concluye Carlos Alarcón.
Compromiso de todos
«En caso de conflicto armado, los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a su no reclutamiento y que el Estado respete y vele porque se cumplan las normas del derecho internacional humanitario que les sean aplicables. «El Estado adoptará todas las medidas posibles para asegurar que las personas que aun no hayan cumplido los dieciocho años de edad, no participen directamente en las hostilidades, ni sean reclutados para servicio militar en cualquier época». Artículo 57 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia.
Posterior a la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, la niñez no fue tomada muy en cuenta, no existió un enfoque específico para este sector, considera Rosa María Ortega de la Sepaz.
«Los jóvenes deben jugar un papel fundamental en el cambio del país, para ello la Sepaz hace ahora un énfasis en la juventud, dándoles a conocer los acuerdos, el tema de la interculturalidad, la participación ciudadana y un tema muy importante como los son los Valores», agrega la funcionaria.
Por su parte, Carlos Alarcón y Patricia Ogáldez de la ODHAG, aseguran que una de las vías de reconciliación de la ciudadanía es la Educación, ya que por medio de ella se puede dar a conocer a la población los errores cometidos en el pasado. «Uno de ellos fue la toma forzada de infantes para combatir o participar directamente en la guerra. La idea es no cometerlos en la actualidad, y en toda la medida posible reparar dichos errores», concluyen.
En el 2002 entró en vigor el Protocolo Facultativo a la Convención sobre los derechos del Niño relativo a la Participación de Niñez y Adolescencia en conflictos armados, impulsado por las Naciones Unidas, el cual elevó la edad mínima de reclutamiento de 15 a 18 años. Dicho protocolo ha sido firmado por 110 países, incluido Guatemala, que también lo ratificó, por lo cual el 12 de febrero ha de celebrarse en los países adheridos al protocolo el Día Internacional del Niño Soldado.
Alrededor del mundo, se calcula que existen más de 300 mil niñas y niños combatiendo directamente en conflictos armados provocados por adultos. En nuestro país esto ya no es un hecho, pero fue una realidad, es por ello que se une a la conmemoración de dicho día que tiene como objetivo detener esta práctica en los países que aún mantienen algún tipo de guerra.
¿Qué es el Protocolo Facultativo a la Convención?
En virtud del artículo 38 de la Convención sobre los Derechos del Niño el Protocolo Facultativo exhorta a los gobiernos a que tomen todas las medidas posibles a fin de velar para que ningún niño o niña menor de 18 años participe forzosamente en las hostilidades. La Convención estableció también los 15 años como la edad mínima de reclutamiento voluntario en las fuerzas armadas.
El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados tiene como objetivo fortalecer la aplicación de la Convención y aumentar la protección de los niños y niñas durante los conflictos armados.