Sin prisas para sacar soldados


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El nuevo embajador de Estados Unidos para Afganistán afirmó hoy que Estados Unidos no se está apresurando a abandonar el paí­s y advirtió que lo que ocurra en los meses siguientes tendrá repercusiones de largo alcance en todo el mundo.

Por DEB RIECHMANN
 KABUL / Agencia AP


El diplomático Ryan Crocker asumió el cargo de embajador en Afganistán en momentos en que el presidente de Estados Unidos Barack Obama inicia el retiro de parte de los 33.000 soldados de refuerzo que ordenó desplegar en esa nación asiática en diciembre del 2009 como parte de un esfuerzo para frenar el impulso del Talibán.

Algunos legisladores republicanos consideraron el retiro de soldados como un plan demasiado arriesgado, al afirmar que no se dejarán suficientes soldados de la coalición para garantizar un golpe decisivo a la insurgencia.

Al hablar en un discurso después de rendir su juramento para asumir el cargo de embajador en Kabul, Crocker trató de acallar los temores de los afganos en el sentido de que la orden de Obama, de sacar a 10.000 soldados estadounidenses del paí­s para finales de año y hasta 23.000 para septiembre del 2012 y el final formal de la misión de combate para el 2014.

«Debemos proceder con cautela», afirmó Crocker. «No hay ninguna prisa para el retiro de los soldados. La manera como hagamos esto en los *próximos meses tendrá consecuencias mucho más allá de Afganistán y aún más allá en lo futuro», agregó.

Crocker indicó que Estados Unidos se equivocó al retirar su apoyo de Afganistán al principio de la década de los noventa, pero destacó que Estados Unidos no tiene ningún interés en mantener bases permanentes en el paí­s.

Muchos afganos se sintieron abandonados por Estados Unidos después de 1989 cuando la Unión Soviética retiró su ejército de Afganistán y se evaporó el apoyo estadounidense para los combatientes muyaidines que enfrentaban a los soldados soviéticos.

Afganistán entonces se sumió en una guerra civil brutal que duró años, que siguió con la llegada al poder del Talibán, el uso de Afganistán como santuario para la red terrorista al-Qaida y los atentados del 11 de septiembre.

«El año próximo será crucial para fijar el camino correcto» para Afganistán, dijo Crocker a cientos de empleados de la embajada, diplomáticos y dirigentes militares reunidos en el exterior en una tienda de campaña roja donde una brisa ligera refrescó el calor matinal.

Crocker, quien ha sido embajador en Irak, Pakistán, Kuwait, Siria y el Lí­bano, regresó de un retiro para sustituir a Karl Eikenberry, el antiguo embajador, quien salió de Afganistán a principios de este mes.

Crocker dio servicio en Afganistán anteriormente al reabrir la embajada estadounidense en Kabul tras la caí­da del Talibán y ayudó a sepultar un fragmento de las Torres del Centro de Comercio Mundial, que fueron derribadas por los atentados del 11 de septiembre, en la base de una asta bandera en los terrenos de la sede diplomática.

Previamente, un helicóptero de la Organización del Tratado del Atlántico Norte se estrelló el lunes en el este de Afganistán, informó la coalición militar internacional. Los insurgentes talibanes afirmaron haber derribado la aeronave.

La OTAN dijo en una declaración que investigaba la causa del accidente el lunes. La organización dijo que sus fuerzas de rescate fueron atacadas por los insurgentes con armas de fuego pero que lograron poner a salvo a los miembros de la tripulación y los pasajeros hasta una base cercana en la madrugada del lunes.

Un vocero de la provincia de Kunar, Safiula Wasifula Wasify, dijo que el helicóptero se estrelló antes del amanecer en Chapa Dara, un remoto distrito montañoso de Kunar. Agregó que se reportó que el helicóptero habí­a sido derribado por un cohete.

El portavoz talibán Zabiula Mujahid dijo que las tropas aliadas saltaban de un helicóptero para lanzar un ataque contra el grupo de milicianos cuando éstos le dispararon a la nave.