Sin políticas para migrantes, las remesas no acaban con la pobreza


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Guatemala es uno de los corredores migratorios más grandes del mundo; diariamente más de 300 migrantes salen del país en busca de oportunidades hacia diferentes destinos y más de 200 retornan de manera forzada procedente de Estados Unidos y México.

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POR EDER JUÁREZ
ejuarez@lahora.com.gt

Debido a su posición geográfica y características económicas, Guatemala es un país de tránsito y de destino de migrantes, y aunque no hay un control sobre la movilidad humana, sí hay una dependencia fundamental de las remesas que los guatemaltecos envían desde el exterior.

Uno de los principales pilares  de la economía guatemalteca son las remesas, que  benefician directamente a más de un millón y medio de personas. Según el Banco de Guatemala durante el 2013 se han registrado el ingreso de más  4 mil millones de dólares por concepto de remesas. Pero,  ¿Será que este envío de divisas se traducirá en un  reconocimiento para  los migrantes? ¿Qué pasaría con la economía del país si no se tuvieran estos ingresos?

Según la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en Guatemala la migración está reconfigurando familias y comunidades enteras, por lo que se convierte en un asunto que requiere de un marco institucional y legal que responda a dichas tendencias, impactos y necesidades.

En el  aspecto económico, se confirma que las remesas contribuyen a la disminución de los porcentajes de pobreza y pobreza extrema, en tanto que permiten el acceso a la educación, la salud, la vivienda y al disfrute del tiempo libre a miles de familias guatemaltecas. Por eso, conforman un importante rubro que favorecen al desarrollo humano.

Las remesas posibilitan el incremento de la capacidad de compra y por lo consiguiente, contribuyen a la generación indirecta de empleo en el sector construcción, comercio y servicios en general.

Datos de la OIM indican que el servicio de envío de remesas, así como los beneficiarios, han crecido un 58 por ciento y un 67 por ciento, respectivamente, en el  período de 2002 a 2012. En cuanto al volumen de remesas familiares el crecimiento ha sido de un 200 por ciento. Según el Banco de Guatemala en el año 2012 las remesas crecieron 9.3 por ciento, cuya cifra es de 4 mil 782 millones de dólares.

Este importante  aumento de la población que envía remesas así como sus beneficiarios representa un 33 por ciento de la población guatemalteca, lo cual significa un impacto decisivo en la economía guatemalteca.

En cuanto a los efectos de las remesas familiares sobre el Producto Interno Bruto (PIB) real, en 2009, se estableció que por cada punto porcentual de crecimiento o disminución de las remesas, la tasa anual de crecimiento del PIB aumentará o decrecerá en promedio un 0.148 por ciento.

Desde un punto de vista microeconómico, según informes de OIM, quienes reciben remesas desde los Estados Unidos dedican casi un 50 por ciento de las mismas en consumo final; de este comportamiento se deriva el fuerte impacto de las remesas sobre la economía. Según el destino de las remesas, el consumo intermedio y la inversión social son rubros con menor importancia, mientras que el ahorro y la inversión representan la quinta parte del destino de las remesas.

En 2010,  al  ahorro e inversión se dedicó en un 12 por ciento específicamente, el resto en compra de bienes inmuebles, construcción de vivienda y compra de maquinaria, es decir, en inversión.

Según la OIM a pesar que desde 1989 las remesas han ido aumentando, la tasa de la  economía informal en Guatemala ha estado en torno al 70 por ciento y la disminución de envíos año 2009 provocó que la tasa de informalidad se ubicara en el 75 por ciento de la Población Económicamente Activa.

Esto apunta a que las remesas no parecen tener una repercusión importante en la creación de plazas de trabajo formales, debido a que se destinan principalmente al consumo final de bienes y a la baja utilización en inversión y creación de empresas.

En este escenario, los migrantes guatemaltecos se han ido posicionando en actores fundamentales para la economía nacional, debido a que con el crecimiento de las remesas contribuyen  al desarrollo económico del país, y por ende, a mejorar las condiciones de vida de sus familiares.

Ahora bien, ¿Se reconoce  a los guatemaltecos migrantes como un pilar importante de desarrollo económico y social del país o solamente se busca un beneficio político a través de una reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos para que algún partido o partidos aprovechen ese caudal electoral?

MERECEN UN ENFOQUE INTEGRAL

Elizabel Enríquez, de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (Menamig), indica que el tema de la migración siempre se ha abordado desde la perspectiva económica. Por eso, desde hace algunos años esta  institución  ha  trabajado para cambiar el enfoque  de la  atención  al migrante y que el tema que se centre en las personas de manera integral.

No obstante la apertura de los consulados en diferentes partes de Estados Unidos, la relación con los migrantes siempre está determinada por una relación económica y no por su condición humana.

A criterio de la activista, los migrantes deben tener una incidencia política ahora que se trabaja en el tema del voto en el extranjero. Elegir y ser electo  debe tratarse de manera integral, pues es un derecho establecido en la Constitución Política de Guatemala.

Sin embargo, no deben  ser tomados en cuenta solamente para que emitan un sufragio y catapultar alguien para llegar a  la  Presidencia  de la República; la propuesta actual persigue únicamente esto último.

El objetivo es que los migrantes y sus intereses puedan ser representados, y existe un interés legítimo para que en Guatemala se trabaje en favor de los guatemaltecos que se encuentran en el extranjero y de sus familias en el país.

Con relación al aspecto económico de las remesas familiares, Enríquez indica que en Guatemala no existe una política que vaya dirigida a promover o estimular la inversión, aunque declara que las remesas no generan riqueza, sino mantienen la línea de consumo de las personas que no les permite salir de la pobreza.

Esto porque cuando una persona se va del país empiezan a enviar remesas para pagar la deuda obtenida que sirvió para ir a su destino y después para la educación de los integrantes de su familia entre otras cosas.

Cuando un migrante retorna al país, a pesar de haber enviado remesas por años, no encuentra un cambio abrupto en las condiciones de la familia “porque solo el 11 por ciento de ingresos de remesas son destinados al ahorro, entonces no existe un estímulo como se ha hecho en otros países, como por ejemplo en México en donde por cada dólar enviado por un migrante el Estado ponía uno para cuestiones de desarrollo,  pero en Guatemala no se ha hecho esto”.

Además, indica que mientras las condiciones de Guatemala no cambien y la gente no pueda tener acceso a un empleo digno los guatemaltecos seguirán saliendo del país.  Esto se puede observar con las personas deportadas que regresan  una y otra vez  hacia los Estados Unidos porque no encuentran otras fuentes de ingresos en Guatemala.

Entretanto Juan Luis Carbajal, de la Pastoral de Movilidad Humana, indica que es lamentable que al migrante se le vea como “signos de pesos” por lo que aportan a la economía del país, así como el negocio que hacen las empresas de cambio, haciendo su “agosto” con el sufrimiento y pesar de las personas migrantes.

Carbajal indica que las personas migrantes están al tanto de lo que pasa en su país y conocen del sufrimiento que enfrentan sus familiares por las condiciones económicas y sociales que prevalecen en Guatemala.

Entonces, las remesas enviadas son la salvación de esas familias. De no ser así, no podrían sobrevivir, ya que es obvia la insuficiencia de la economía local para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos.

Ahora si se trata del aporte político en los Estados Unidos, hay varios migrantes que ya emiten su voto en las elecciones del aquel país. Por lo tanto,  aquí se puede hacer lo mismo con  los guatemaltecos que viven en el país del norte para que tengan el derecho de elegir a las autoridades guatemaltecas también.

Carbajal indica que si bien se menciona el aporte económico  de los migrantes, también se debe tratar el tema de  las deportaciones que se están registrando, pues es un drama humano para las miles de familias que experimentan la deportación de sus ser querido.

“Tristemente afecta más a las comunidades originarias, porque un gran porcentaje de los deportados provienen de Huehuetenango, Chimaltenango, Quiché que son lugares más empobrecidos, entonces cuando son deportados toda la economía queda en incógnita y con gran preocupación” dice.

Según el activista,  si el aporte de las remesas se deja de percibir    sería un gran desafío para el Estado guatemalteco;  ya que al no ingresar ese aporte económico que proviene del trabajo de los migrantes, el cual asciende a millones de dólares, ¿cómo se haría para satisfacer las necesidades de las miles de familias que se benefician de las remesas?  Sería terrible, una debacle económica sin precedentes  que ya está sucediendo con los casi 50 mil deportados que ha expulsado los Estados Unidos en este año.

MIGRACIÓN
Guatemaltecos en EE. UU.

Para el año 2000 el Censo de población de los Estados Unidos, contabilizó a un total de 372,487 guatemaltecos y el Censo 2010 arroja la cifra de 1,044.209.

El mayor crecimiento se registra entre 2000 y 2010, periodo durante el cual arribaron 671,722 nuevos emigrantes guatemaltecos, 180.3 por ciento más que la década anterior. Para el año 2010, la oficina del Censo contabilizó 1 millón 044 mil 209 guatemaltecos en Estados Unidos de América, representando 2.1 por ciento del total de población hispana.

La población guatemalteca está distribuida a lo largo y ancho del territorio de los Estados Unidos, el Censo de población de los Estados Unidos, indica que las principales regiones donde radica la comunidad inmigrante son el Este (California), Sur, (Florida), Noreste (Chicago, Nueva York, New Jersey) y Medio Oeste (Texas, Arizona).

De acuerdo a esa cifra, la tasa de emigración durante el año 2009 al 2010 varió de un 10.5 por ciento a 11.4 por ciento y la cifra de guatemaltecos en Estados Unidos de América es de 1 millón 637 mil 119, cifra que afecta el crecimiento del ingreso de remesas al país

Según  la OIM los principales departamentos expulsores en el año 2010 son Guatemala (19.4%), San Marcos (10.5%), Huehuetenango (8.4%) y Quetzaltenango (6.1%). Jutiapa (5.0%), Escuintla (4.6%), Alta Verapaz (4.4%), Chiquimula (4.4%). El resto de los departamentos tiene un porcentaje de expulsión que oscila entre 1.3 y 3.6%             .

Un rasgo característico de la migración guatemalteca es que además de tener presencia en estados como, Illinois, Georgia, Carolina del Norte, Virginia, Distrito Central, New Jersey, Massachusetts, también se ha ido ampliando a otros Estados como Arizona, Michigan, Kansas, Nebraska, Oklahoma, Alabama, Arkansas, Iowa y Ohio.

Cuando un migrante retorna al país, a pesar de haber enviado remesas por años, no encuentra un cambio abrupto en las condiciones de la familia “porque solo el 11 por ciento de ingresos de remesas son destinados al ahorro, entonces no existe un estímulo como se ha hecho en otros países, como por ejemplo en México en donde por cada dólar enviado por un migrante el Estado ponía uno para cuestiones de desarrollo,  pero en Guatemala no se ha hecho esto”.

Elizabel Enríquez, de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala