Sin planes para limitar visitantes a Capilla Sixtina


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El Vaticano está determinado a no limitar el número de visitantes a la Capilla Sixtina a pesar del polvo dañino y otros contaminantes, dijo ayer el director de los museos vaticanos.

Por FRANCES D’EMILIO CIUDAD DEL VATICANO / Agencia AP

«Trataremos de mantenerla abierta» sin poner un lí­mite al número cada vez mayor de visitantes en la capilla «con la convicción de que es posible hacerlo sin poner en riesgo las pinturas», escribió Antonio Paolucci en el diario de la Santa Sede, L’Osservatore Romano.

Paolucci, quien también es uno de los expertos en restauración más renombrados de Italia dijo que El Vaticano trabaja para instalar en la capilla, donde se eligen a los Papas, un sistema de aire acondicionado «moderno y eficiente, que pueda asegurar que el aire se refresque y se combata a los contaminantes sólidos y en forma de gases».

Cerca de cuatro millones de personas visitan los museos de El Vaticano anualmente y la capilla es una de sus estrellas, y en muchos casos el único motivo de la visita de innumerables personas. La venta de los boletos para ver los museos es una gran fuente de ingresos para El Vaticano.

El polvo, el sudor, la humedad y el dióxido de carbono exhalado por los visitantes que llenan la capilla se puede acumular a niveles indeseados.

El año pasado un equipo de monitoreo avanzado se instaló en la capilla para obtener información y esto es «un buen avance», dijo Paolucci.

Las máquinas registran la temperatura y la humedad relativa en varias alturas en la capilla, así­ como la temperatura de los frescos, los niveles de polvo y la concentración de bióxido de carbono, la dirección y la velocidad de las corrientes de aí­re en la capilla cavernosa, agregó.

Un resultado sorprendente del estudio es que se descubrió que muchos visitantes repiten su visita a la capilla durante su paso por los enormes museos, dijo Paolucci.

«Uno creerí­a que el número de visitantes en la famosa capilla serí­a igual al de aquellos que entran a los museos de El Vaticano», dijo Paolucci. «Pero no, son más».

«Esto significa que algunos, tras ver la capilla por primera vez, regresan antes de marcharse», dijo. «Esto nos hace entender lo poco práctico y quizá inapropiado que serí­a poner un lí­mite al número de visitantes» a la capilla, escribió Paolucci.

En 1993 se instaló un sistema de aire acondicionado cuando se terminó de restaurar «El juicio final», la obra maestra de Miguel íngel en una de las paredes de la capilla, que pintó después de su trabajo en los frescos del techo.

La capilla, que también tiene obras de Botticelli y Perugino, tuvo una restauración que se prolongó por 20 años y terminó en la década de 1990. Algunos crí­ticos dicen que la limpieza hizo que los colores fueran demasiado brillantes, pero los defensores dicen que la restauración retiró siglos de suciedad acumulada y humo de velas para poder disfrutar la vivacidad original de las pinturas.