Sin nostalgia o con nostalgia


Para llenar parte del espacio de las vacaciones en la Universidad, decidí­ visitar la Feria del Libro que año tras año se instala en lo que antes fue el atractivo Parque Central. No encontré mayores novedades; pero, en eso de hurgar en anaqueles de libros viejos, encontré una obra de 1953, «Valores Literarios de la Escuela Normal», que nunca habí­a podido tener en mis manos. Vi también algunos libros de historia del tiempo de la Colonia, editados por la Tipografí­a Nacional antes de 1944, pero, con precios exagerados, aunque son ediciones que cuesta encontrar. Así­ que, para completar el paseo, me entró la curiosidad de ver cómo habí­a quedado la 6ª. avenida, arrancando de la esquina del Portal del Comercio.

René Arturo Villegas Lara

La cantidad de personas que recorren el trayecto lo hacen con o sin nostalgia por lo que fue esa ví­a, que hasta llegó a producir una acción de todo «chancle aguacatero», como decí­a don Clemente, o sea «sextear». Sin nostalgia, para los que no la conocieron cómo fue; y con nostalgia, para los que tuvimos la oportunidad de recorrerla en ví­a de esparcimiento: ir al Cine Lux, al Capitol, al Palace o al Roxi; o beber un trago con los tertulianos del Bar Panamerican, y los grandecitos adolescentes a refugiarse en el Teatro Cervantes ¿O Parí­s?, que quedaba debajo del local de Radio Nuevo Mundo, imaginarse cosas que no podí­a hacer en la realidad. Y entonces, paso a paso, se recorre todo la avenida remodelada como obra municipal. Y los recuerdos se vienen paso a paso, unos gratos y otros ingratos. El reloj de La Perla, los almacenes El Cairo, La Paqueterí­a, la tienda de don Max Tot, J.L. Morales, la Radio Nuevo Mundo y su marimbita, y Guatemala Flash, etc. ¿Y el Fu Lu Sho? Allí­ sigue tan campante, pasadita la esquina de la 12 calle. Y también uno se recuerda, auxiliado por el libro, Los Rollos que Quedaron, de mi amigo, el Bolo Flores, que allí­ pasó la manifestación que pedí­a la renuncia de Ubico; y en la esquina del cine Lux, los judiciales asesinaron a los estudiantes universitarios que pedí­an democracia en 1956, en manifestación nocturna que salió del Paraninfo Universitario. Y los minutos de silencio en contra de los gobiernos de la Revolución, en la esquina de la Empresa Eléctrica. Y ver la pelí­cula «El Tercer Hombre» en el Cine Lux, por sugerencia de Ricardo Rosales Román, y de paso recordar las veladas de la Huelga de Dolores en esa misma sala; y el desfile de la Huelga, recorriendo todo el trayecto para pasar frente al Palacio Nacional y mentarle la parentela al Presidente de turno que se atreviera a salir al balcón, lo que siempre se ha justificado. Eso sí­, nunca se pintarrajeó pared o monumento alguno. Y en el afán de llegar hasta los confines, va apareciendo en la memoria la cafeterí­a Cantón, ya finiquitada, el Parque Concordia y a su lado las semitas de las Victorias, el edificio Briz, en donde funcionaba la Asociación de Estudiantes El Derecho, y así­ recordarme del intelectual, Tono Fernández Izaguirre, y luego llegar a la esquina de la 17 calle, la del Mesón Concordia y del bar Roxi, con su cartelito que decí­a: «Goza de tus dí­as; es más tarde de lo que imaginas», y su marimba Gran Continental todas las noches, muy cerca del lugar en donde fue asesinada la maestra Marí­a Chinchilla, cuando se pedí­a la renuncia del tirano. ¿Y cómo olvidar las mixtas de Gambrinus? Hasta el olorcito a chirmol de chiltepe añejado que serví­an en unas botellas cafés, se dibujó en mis recuerdos, junto al sentimiento fraternal de amigos de antaño: Wilfredo Valenzuela, el monsieur Otoniel Fonseca y tantos negativos personales que existen en la cámara fotográfica del ayer.

Por eso digo que la remozada 6ª. avenida se recorre sin nostalgia, para quienes van a deslumbrarse con lo nuevo; y con nostalgia, para los que ya encanecidos la recorremos como un escenario por donde desfila una cantidad de recuerdos de historia personal, y colectiva también, sobre todo de los que nos venimos de la provincia, y visitar la sexta no sólo nos deslumbraba, sino también no costaba un solo centavo.