Sin honores de Estado


Inhumación. El féretro que conduce los restos del ex dictador chileno Augusto Pinochet recorrió hoy las calles de Santiago, en camino al cementerio.

El funeral del ex dictador chileno Augusto Pinochet, fallecido el domingo pasado, comenzó este martes sin honores de Estado en una academia militar de Santiago en medio de la movilización de sus seguidores y manifestaciones de sus detractores.


El funeral de quien fue dictador de Chile entre 1973 y 1990 se inició a las siete de la mañana (hora de Guatemala) con el traslado del féretro que contiene los restos de Pinochet por parte de ocho cadetes del Ejército desde la sala central de la Escuela Militar, donde fue velado ayer, hasta el patio donde se celebró la misa exequial.

Veinte minutos después se inició la misa, presidida por el obispo general castrense, Juan Barros Madrid.

La ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, única representante del gobierno en la ceremonia, fue silbada al ingresar al recinto militar, donde se sentó en primera fila, cerca de los familiares del ex dictador a quienes no saludó.

Cerca de tres mil personas estaban presentes en calidad de invitados y cerca de 4 mil asistí­an como público en un patio de la Escuela Militar.

La concurrencia aplaudió varias veces la mención del nombre del ex dictador (1973-199O) o el de su viuda Lucí­a Hiriart.

Pinochet, cuyos restos reposaban en un féretro cubierto con la bandera de Chile flanqueado por cuatro militares, falleció el domingo a los 91 años, ví­ctima de las complicaciones de un infarto cardiaco que habí­a sufrido una semana antes.

El ex dictador recibe honores militares pero su funeral no tiene el carácter de una ceremonia de Estado ni hay duelo nacional, según decisión de la presidenta Michelle Bachelet, ella misma una ví­ctima de la dictadura de Pinochet pues fue detenida en un centro clandestino y torturada junto a su madre en 1975.

El cuerpo será trasladado para ser cremado en el balneario de Concón, 110 kilómetros al oeste de la capital chilena, según confirmó Marco Antonio Pinochet, hijo del ex dictador.

Los restos serán traslados allí­ por ví­a aérea y, para ello, las Fuerzas Militares han dispuesto de dos helicópteros Super Puma.

Coincidiendo con el funeral, familiares de ví­ctimas de la dictadura y activistas de derechos humanos iniciaron una manifestación frente al Palacio presidencial de La Moneda.

El Partido Comunista realiza allí­ un homenaje a Salvador Allende, el presidente socialista que fue derrocado y llevado al suicidio en su despacho por Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

El domingo, dí­a de la muerte de Pinochet, manifestaciones de sus detractores en el centro de la ciudad se saldaron con 43 policí­as heridos y un centenar de detenidos.

En un paí­s que desde hace años parecí­a haber superado su controvertido legado, la muerte de Pinochet ha revitalizado su imagen, como lo demostraron las enormes muestras de aprecio de parte de la ciudadaní­a y las renovadas expresiones de agradecimiento de los dirigentes polí­ticos de derecha.

Durante su velatorio en la Escuela Militar, entre 60 mil y 70 mil personas desfilaron desde el lunes frente al féretro para rendirle un último adiós, en una romerí­a de casi 24 horas que se extendió durante toda la noche y sólo terminó a las 6 de la mañana de este martes.

Según medios locales, una persona llegó hasta el féretro de Pinochet y le escupió. Otros tres jóvenes hicieron el saludo neonazi frente al ataúd.

El contraste de las manifestaciones en favor y en contra del ex dictador puso en evidencia la división que aún provoca su figura en la sociedad chilena, casi 17 años después de haber dejado el poder, el 11 de marzo de 1990.

Este lunes los dirigentes polí­ticos mostraron hasta qué punto el tema los divide: mientras la izquierda condena un régimen que durante 17 años provocó la desaparición de más de tres mil personas, la derecha privilegia el legado económico de Pinochet que, dicen, generó la base del llamado «milagro chileno».