Sin empleos, desarrollo y productividad, la educación parece inalcanzable


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La enseñanza en la niñez es uno de los factores que tiene el mayor efecto en la erradicación de pobreza, de acuerdo con entidades multilaterales como el Banco Mundial, pero no garantiza el desarrollo en el corto plazo.

POR REGINA PÉREZ
RPEREZ@LAHORA.COM.GT

Guatemala ostenta una cifra de más del 50 por ciento de su población viviendo en pobreza, por lo tanto la educación puede ser un arma efectiva para romper con la brecha intergeneracional de la pobreza, sin embargo, mientras este objetivo se logra existen varios factores que pueden incidir para aliviar las precarias condiciones de vida en que subsiste una gran parte de la población.

Lograr la educación primaria universal para el año 2015 es uno  de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que se complementa con otras siete metas más, entre ellas la erradicación de la pobreza extrema y el hambre.

Según el informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo de 2012, la falta de políticas públicas destinadas a brindar oportunidades de desarrollo ha dejado fuera del sistema educativo de Guatemala a casi un millón de jóvenes menores de 18 años.

La escolaridad en Guatemala es la más baja de Centroamérica, 4.1  años, lo que limita la competitividad y restringe el ejercicio de la ciudadanía, por lo cual constituye un factor de exclusión social, señala el PNUD. La situación es mucho más complicada en las áreas rurales donde existen altos niveles de pobreza y varias carencias, entre ellas la débil infraestructura escolar y la falta de maestros, según señalan expertos consultados.

Tomando en cuenta la realidad en que viven hombres y mujeres jóvenes se preguntó a expertos en educación y derechos humanos sobre qué puede hacer el Estado y la sociedad para asegurar que niños y jóvenes se preparen y puedan romper el círculo intergeneracional de la pobreza.

De acuerdo con los entrevistados existen diversas opciones, desde las becas para las niñas hasta fortalecer los programas sociales o impulsar la reactivación de la economía en los lugares más pobres del país para favorecer a los adultos encargados de su educación.

PROGRAMAS SOCIALES

Walter Menchú, investigador en temas sociales del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), considera que una alternativa a largo plazo podrían ser los programas sociales dirigidos a la gente que de verdad los necesite, porque en ciertos casos se ha comprobado que los receptores de estos programas y de las transferencias condicionadas no los necesitan en realidad.

El economista Jorge Santos, del Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos (CIDH) señala que se debe entender la educación desde la perspectiva de un derecho humano, que necesita de acciones de legislación, institucionales y medidas en el ámbito presupuestario y financiero de los Estados.

De acuerdo a Santos, en Guatemala tenemos los programas monetarios de transferencias condicionadas que en Guatemala se conocen desde 2008, con Mi Familia Progresa y que ahora se conocen como Mi Bono Seguro; esa condicionalidad amarrada  de asistir en la educación por una transferencia monetaria ha sido exitosa en algunos países y cabría preguntarse cuál es el criterio que permite que sea funcional en el exterior.

Por ejemplo en Brasil, en los últimos años sacó a la mitad de su población de la pobreza y ésta pasó a formar parte de la capa media y en parte se debió a estos programas de asistencia social y una serie de políticas públicas que permitían atender a la población que  históricamente había estado excluida de estos derechos, como es el caso de educación, señala Santos.

En Guatemala mucha población queda excluida del sistema formal de educación; “si usted integra a este sector, tiene que generar las condiciones para hacerlo, para lo que tendría que dotar de infraestructura, como escuelas, en aquellos lugares donde no existen, ampliar la infraestructura que ya existe, poner aulas, escritorios, pizarrones, y maestros”, indica.

FORTALECER LA ECONOMÍA

El pedagogo Carlos Aldana resalta que la educación no es el único factor de desarrollo; “es una visión pedagogista restringida; hay que quitarnos de la cabeza que es el único factor del desarrollo, si se genera desarrollo llega la educación, es lo más natural, la educación es importante, eso nadie lo puede negar”, dijo.

De acuerdo con Aldana hay que hacer énfasis en que el país necesita más fuentes de trabajo, incluso de infraestructura mínima para que la gente pueda tener acceso a las escuelas; necesitamos tener una visión más económica en función del mundo educativo y eso implica que antes que invertir en educación escolar habrá que invertir en fuentes de trabajo.

La primera solución no está en la pedagogía, está en la economía, en la productividad de los adultos responsables de la vida familiar, acceso a trabajo y educación; y si hay que poner una política muy clara, de mujeres, de las madres y mujeres jóvenes, porque en el país desgraciadamente en cualquier momento pueden convertirse en madres.

En la medida en que eduquemos a mujeres jóvenes evitamos que se complique más el escenario educativo de la niñez. “Esto es una visión de mediano y largo plazo”, anotó.

BECAS

Para Rolando Gabriel Pichiyá, de la Escuela Superior de Educación Integral Rural (ESEDIR) del Proyecto de Desarrollo Santiago, una solución alternativa para facilitar el acceso a la educación y el desarrollo podrían ser las becas dirigidas para jóvenes.

“Es un deber del Estado generar las condiciones y posibilidades, una de estas soluciones podrían ser becas para diversificado e incluso la universidad, pero que sean becas acompañadas, para no caer en el paternalismo”, indica.

Sin embargo, Pichiyá señala que los mismos estudiantes deben elegir carreras con enfoques que puedan servir a la diversidad del país; “somos un país diverso donde hay diferentes idiomas y culturas, para lo cual debe haber una educación bilingüe en las comunidades, mi experiencia es que la lengua materna es clave porque los alumnos captan más cuando se les enseña en su idioma materno”.

Mario Rodríguez, del área de Educación del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, considera que el gobierno debería becar a las niñas ya que en el área rural existe una gran disparidad en el acceso a la educación de las menores respecto a los niños; el Estado debería ayudar a las familias con un desembolso para ellas, de modo que se vean obligadas a enviarlas a la escuela.

Rodríguez recordó que en anteriores gobiernos se daba un emolumento a las familias más pobres para que enviaran a las niñas a estudiar, que se llamaba Proniña; con eso se buscaba que los niveles de disparidad respecto a los niños se equipararan. “Es un buen incentivo porque  garantiza el acceso de educación de las niñas, porque muchas veces los padres aducen que ellas ayudan en las tareas del hogar o contribuyen a la economía familiar, ese emolumento puede evitar esos pretextos e incentiva el consumo de las comunidades pobres”, explica.

Verónica Spross de Rivera, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, también considera que las becas educativas pueden apoyar en este sentido; por ejemplo, en el Mineduc había becas de excelencia, becas para las niñas, señala, aunque deja claro que no considera que los programas sociales sean una buena alternativa para incentivar la educación.

“Con la escasez de recursos que hay no siempre es la mejor alternativa; hay programas para fortalecer la educación, ciertamente hay lugares muy pobres en donde se necesitan pero en otros lugares no es tan necesario, es mejor invertir en insumos para la enseñanza, libros y otros”, señaló.

CALIDAD EDUCATIVA Y EMPRENDEDURISMO

Para Spross de Rivera es importante que “haya calidad educativa” y para eso “se requieren muchos elementos, docentes bien preparados”, lo cual es muy importante porque así se prepara a los niños con las competencias y destrezas que necesitan para su vida adulta.

Por otro lado considera que es importante que se  les enseñe a los jóvenes temáticas de emprendimiento, productividad y desarrollo para tener proyectos que pongan sus propias empresas; “sí hay alternativas, el tener las competencias para emprendimiento les ayuda”, indica.

De acuerdo con la entrevistada, es importante que los temas de productividad y desarrollo se implementen en el currículo de la educación nacional y “que los jóvenes sepan que tienen opciones de convertirse en microempresarios y de ser innovadores”.

Asimismo informa que es necesario tener fuentes de empleo en el área rural, la producción de bienes que se requieren en otros países, como la agroexportación, el área de servicios y bancos.

FORMACIÓN DE  LOS PADRES

Los expertos consultados consideran que no solo se debe enfocar en los que reciben la educación sino en los padres de familia, como la generación de trabajos en el área rural y la reactivación de la economía en donde hay mayores indicadores de pobreza, así como en su involucramiento en la educación de sus hijos.

Menchú señala que muchos padres son analfabetos y su capacidad para influir en la educación de sus hijos es nula; “no existe la conciencia de enseñarles lo que sirve continuar con sus estudios y no se le da importancia a eso, los jóvenes desertan de la escuela y se consiguen un trabajo porque consideran que es la mejor manera de seguir adelante”, indica.

“Hay que involucrar más a los papás, es complicado porque existen muchos hogares monoparentales, en donde los padres han migrado y los niños viven sin sus padres, o los dos trabajan y descuidan la educación de sus hijos, hay que hacer que se involucren más”, añadió.

Pichiyá, de ESEDIR, también considera que la formación de padres de familia es clave porque son el vínculo que debe haber entre la comunidad y la escuela; los padres orientan a sus hijos en la familia pero en la escuela es diferente y se desvincula la educación.

EN GUATEMALA
RETOS DE LA EDUCACIÓN

Según los expertos consultados existen varios retos en la educación guatemalteca. De acuerdo con Santos hay una gran cobertura de educación del Estado, pero es lo que se conoce como “multigrados”, donde tienen profesores para atender a tres grados en un aula, así la calidad educativa no permite el desarrollo de capacidades para romper el círculo intergeneracional de la pobreza. Se necesita aumentar el presupuesto para la educación, ya que en Centroamérica, Guatemala es el país que menos presupuesto dedica a este rubro, señala.

Pichiyá indica la falta de educación en la lengua materna de los educandos; hay casos en los que los niños solo entienden a la maestra por los gestos de su rostro, la educación en el idioma materno es clave porque permite la comunicación fluida.

Para Aldana en Guatemala, no existe una educación “para la vida” aunque considera que este concepto también es erróneo; lo que se da en las escuelas parte desde lo memorístico de los contenidos, sin aplicaciones en la vida cotidiana y sin valores adicionales como prepararlos para que ganen pruebas internacionales.

Tampoco se forman ciudadanos críticos, tradicionalmente nunca se ha hecho, sobre todo cuando se agregan reglamentos disciplinarios en donde se amenaza la participación estudiantil; he sido testigo de cómo han aniquilado la capacidad crítica de los estudiantes, les dicen que tienen derecho a aportar, pero los atemorizan y los reprimen dijo Aldana. .

Rodríguez señala que la educación es muy precaria; hay escuelas unitarias en la que el maestro tiene que atender a los alumnos de los seis grados; la oferta de maestros existe, pero no los recursos para ser contratados por el sistema educativo público.

“Es un deber del Estado generar las condiciones y posibilidades, una de estas soluciones podrían ser becas para diversificado e incluso la universidad, pero que sean becas acompañadas, para no caer en el paternalismo”.
Rolando Gabriel Pichiyá
ESEDIR