Sin capacidad de pago ni de ahorro


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El panorama atinente a la severa crisis económica que afecta a nuestro país, entre la espada y la pared, es difícil. Más aún imposible, dadas las férreas condiciones a la vista tengan un cambio benéfico. Tal situación, por lo visto sumamente compleja, resulta un valladar desde tiempo ha, sin embargo, con un rostro duro, inflexible a todas luces se ubicó y posesionó.

Juan de Dios Rojas


Problema aposentado, genera innumerables cuestiones adversas e interminables, que de inmediato provocan con fuerza tremebunda dos casos bien marcados, similar a hierro candente que deja marcas profundas. Ya el conglomerado dejó de tener capacidad de pago, es insolvente por lo tanto, no moroso. Por obra de este fenómeno social imparable, pese a requerimientos de ley.

Atribuible el asunto fuera de serie, a la tan llevada y traída Reforma Tributaria, aprobada a raja tablas en el Congreso, en las primeras de cambio del gobierno. En opinión plural los diversos rubros tienen porcentuales exagerados. Tenemos el ejemplo del pago de las calcomanías vehiculares, que según analistas sobrepasa el cien por ciento, igual la importación.

Insisto en señalar que al tenor de la Constitución de la República, relacionado a nuevas cargas tributarias debe tomarse en cuenta precisamente la capacidad de pago de los contribuyentes. Pero vemos cómo este significativo asunto queda en el olvido definitivo y se obvia a las claras dicho mandato de la Carta Magna en detrimento total, por cuanto existe endeudamiento.

Otro tanto gravoso por cierto atañe al caso de la capacidad de ahorro. Hoy en día sobre la base definitiva, tampoco los sectores poblacionales pueden estar en posibilidades de ahorrar. Motivos existen suficientes, por ejemplo; las alzas generalizadas de productos, bienes y servicios que impiden la práctica ahorrativa en el sistema bancario del país. Todo viene a ser oneroso.

Aunque, padres de familia y la escuela fomenten la necesidad de ahorrar en medio de situaciones realmente concretas, a duras penas los jefes de hogar medio salen a flote con miras insoslayables de cubrir las necesidades en rotundo crecimiento, resultante de la resaca directa y explosiva del alto costo de vida y restantes como diversas necesidades hogareñas.

Estamos, unos más, otros menos, en dificultades imparables, debido a pasar a diario entre dos ríos caudalosos. Por una parte la capacidad de pago y la capacidad de ahorro en cifras equivalentes a cero. Uno y otro son agobiantes, verdadera problemática, sin encontrarle la posibilidad de salir a flote, pese a esfuerzos inauditos, a la postre siempre gravosos.

Mientras tanto el asunto se complica más y más, por cuanto hoy por hoy basta algo complicado para generar descensos, enfrentamientos abrir de nuevo la polarización y su abominable separación entre los grupos conformantes del colectivo guatemalteco. Las heridas y asimismo las pérdidas de la confraternidad vuelven a lo mismo, pese a tanto derramamiento de sangre.