Diversas organizaciones sociales de mujeres han denunciado la carencia de estadí­sticas certeras que den cuenta de la magnitud real del problema, por lo que una atención diferenciada e integral en estos espacios, contribuirí­a a la generación de polí­ticas públicas orientadas a la atención inmediata del problema y a la búsqueda de su prevención.

En los primeros seis meses de este año al Hospital General San Juan de Dios se acercaron unas 600 mujeres ví­ctimas de violencia sexual, según el viceministro de hospitales Ludwig Ovalle. El funcionario recordó que durante 2008, al menos mil mujeres fueron atendidas en la emergencia de ese centro.

La información coincide con los resultados de atención que el equipo multidisciplinario de la delegación de Médicos Sin Fronteras (MSF) Suiza, aporta en tres Centros de Salud de las zonas 7 y 18.

Así­ como en la Oficina de Atención a la Ví­ctima del Ministerio Público ubicada en la zona 1 y la clí­nica móvil que está habilitada las 24 horas del dí­a, dando cobertura a toda el área metropolitana.

Según Fabio Forgione, jefe de misión de MSF, mensualmente reportan 90 casos de mujeres ví­ctimas de agresión sexual, de las cuales el 76% oscilaban entre las edades de 12 y 30 años, en 2008.

SIN PREPARACIí“N

Forgione manifestó su preocupación, porque la ausencia de atención especializada en los 335 centros y mil 072 puestos de Salud, así­ como en los 42 nosocomios de la red hospitalaria representan una desmotivación para que las mujeres violentadas sexualmente busquen atención médica, lo cual complica más el cuadro de las pacientes.

MSF realizó en 2006 un diagnóstico en Centros de Salud en la zona 18; allí­ constataron que la violencia sexual es un fenómeno generalizado que afecta a un porcentaje muy alto de personas, según la investigación el 35% de las mujeres entrevistadas habí­a sufrido o eran ví­ctimas de violencia sexual; pero lo preocupante es que la mayorí­a de ellas no recibió ningún tipo de atención médica, psicológica o social.

Forgione adujo que también visitaron varios Centros de Salud y los dos hospitales nacionales de referencia ubicados en la capital, San Juan de Dios y Roosevelt, donde corroboraron la carencia de recursos humanos e insumos médicos, así­ como medicamentos para la atención integral de las ví­ctimas.

«En un hospital tan grande como el San Juan de Dios, por ejemplo, se hace difí­cil localizar a un médico especializado, por el gran trabajo que mantiene», dijo Forgione.

Sin embargo, refirió que la violación sexual sigue siendo un tema tabú en el paí­s, que genera miedo al agresor, discriminación, estigma social y vergí¼enza, por lo que las ví­ctimas se rehúsan a reportarlo al proveedor de Salud, y mucho menos a efectuar la denuncia.

«Es difí­cil que se acerquen las ví­ctimas, considerando la complejidad de una violación sexual, ya que si no recibe una atención de calidad no se acerca a los servicios de salud», apuntó.

PROTOCOLO DE ATENCIí“N

De acuerdo con Giovana Lemus, de la Red de la No Violencia contra la Mujer, desde hace unos cinco años se identificó la carencia de un sistema confiable de recopilación de estadí­sticas sobre atención a ví­ctimas de violencia sexual, en el sistema de Salud del paí­s, por lo que en conjunto con las autoridades de la respetiva cartera y la Comisión Nacional contra la Prevención de la Violencia Intrafamiliar y contra la Mujer, se trabaja en la readecuación de un protocolo de atención al problema.

El viceministro de hospitales, Ludwig Ovalle, adujo que el mencionado protocolo incluye acciones biológicas, psicológicas, sociales y legales, entre las que destaca la habilitación de una clí­nica de atención integral a ví­ctimas de violencia sexual, en conjunto con Médicos Sin Fronteras, en el hospital San Juan de Dios.

Ovalle garantizó la existencia de antirretrovirales para pacientes que reporten contagio de VIH, así­ como acompañamiento legal, para las mujeres que decidan hacer la denuncia al Ministerio Público, sin embargo, no detalló cuánto tiempo le llevará a la cartera de Salud implementar esta medida en toda la red hospitalaria, así­ como garantizar atención integral en centros y puestos de salud.