Simone de Beauvoir, cien años de feminismo


Simone de Beauvoir, (I) en un dibujo estilizado, junto con Jean Paul Sartre, su eterno compañero de batallas intelectuales y polí­ticas.

Simone de Beauvoir, icono feminista, comprometida en todos los combates intelectuales del siglo XX, habrí­a cumplido cien años el 9 de enero y sigue siendo, más de dos décadas después de su muerte, un modelo de mujer liberada.


Beauvoir (D) es la madre del feminismo moderno.

Su nombre quedó definitivamente ligado al del filósofo Jean-Paul Sartre, cuya vida y militancia compartió durante medio siglo, pero la autora de «El segundo sexo» influyó sobre todo en varias generaciones de mujeres, con su rechazo de las convenciones y su análisis de la condición femenina.

Nacida el 9 de enero de 1908 en Parí­s, en una familia burguesa empobrecida, Simone tomó conciencia ya en su adolescencia de la mediocridad de su medio. Alumna brillante, estudió filosofí­a en la Facultad de Letras de Parí­s, donde conoció a Jean-Paul Sartre y a toda una generación de intelectuales.

La relación que se estableció entre ambos entonces fue tumultuosa y salpicada de «amores contingentes» y otras relaciones, como la que Beauvoir mantuvo con el escritor norteamericano Nelson Algren, que fue sin duda la gran pasión amorosa de su vida. Pero la pareja Sartre-Beauvoir duró hasta la muerte y se convirtió en mí­tica.

A los 21 años de edad, Simone de Beauvoir era la más joven profesora de su época. Enseñó filosofí­a y, en 1943, publicó su primera novela, «La invitada».

En polí­tica, Beauvoir siguió en gran medida a Sartre, pero el femenismo fue su causa personal y su terreno de acción.

En 1949, la publicación de «El segundo sexo», cuyos capí­tulos sobre la sexualidad femenina escandalizaron, provocó una enorme polémica. Traducida a cuarenta idiomas, se vendieron más de un millón de ejemplares de cada uno de los dos tomos de la obra.

Pero Beauvoir querí­a ser ante todo escritora. En 1951 obtuvo el premio Goncourt por «Los mandarines» y se convirtió en uno de los autores franceses más leí­dos. Sus libros autobiográficos, empezando por «Memorias de una joven formal» (1958), en el que describe los prejuicios de su familia burguesa y sus esfuerzos para escapar a ese medio, la convirtieron en una figura central de la vida intelectual francesa.

Una fama que ella puso al servicio de su militancia polí­tica y feminista.

Murió el 14 de abril de 1986. Más de veinte años después, su obra sigue teniendo vigencia y «su aura es aún más fuerte en el extranjero que en Francia, en particular en Estados Unidos», en cuyas universidades los estudios beauvoirianos tienen un lugar importante, afirma la ex ministra francesa del Medio Ambiente Huguette Bouchardeau, que acaba de publicar una biografí­a de ella («Simone de Beauvoir», Editorial Flammarion).

Esta biografí­a es uno de los muchos libros editados en Francia con motivo de su centenario, entre los que figuran también «Beauvoir dans tous ses états» de Ingrid Galster («Beauvoir de todas sus formas», Ed. Tallandier), «Castor de guerre» de Danielle Sallenave («Castor de guerra», Ed. Gallimard), «Simone de Beauvoir, Une femme de son siécle» de Marianne Stjepanovic-Pauly («Simone de Beauvoir, una mujer de su siglo», Ed. Jasmin) y «Simone de Beauvoir. Le gout d une vie» de Jean-Luc Moreau («Simone de Beauvoir. El gusto de una vida», Ed. Ecritures).

A los 21 años de edad, Simone de Beauvoir era la más joven profesora de su época. Enseñó filosofí­a y, en 1943, publicó su primera novela, «La invitada».