Ayer tuve en mis manos el recorte de Prensa de ese martes 20 de septiembre de 2005, mientras intentaba matar el tiempo en un Hospital del sur de Florida, en Austria había entregado su alma a Dios uno de los grandes del siglo XX.
Simón Wiesenthal, la memoria viviente del Holocausto moría esa madrugada en Viena a los 96 años. Había dedicado medio siglo de su vida a una exclusiva tarea: llevar ante la justicia de los hombres a cientos de criminales de la Alemania Nazi, responsables de atrocidades inimaginables en las fábricas de la muerte de Hitler. Wiesenthal fue un sobreviviente pasando por doce campos de concentración, escapando en dos ocasiones. Luego de intentar suicidarse, fue al final liberado por los Ejércitos aliados en el campo de la muerte de Maunthausen, en Austria.
Tras su recuperación, pasada la guerra, se olvidó de su profesión -había obtenido el grado de arquitecto por la Universidad de Praga en 1932- para principiar su labor desde un pequeño apartamento en Viena en donde revisando y clasificando miles de documentos, seguía la huella de los criminales de guerra trabajando sin descanso día y noche. El suyo decía no era un afán de venganza, era un afán de justicia: 89 miembros de su familia habían muerto en el Holocausto, además de algunos de sus mejores amigos.
Mucho tiempo trabajó en solitario, sus archivos eran celosamente guardados sin divulgar nombres para no alertar a los responsables. El «Centro de Documentación» en la Calle del Canal del Danubio, en Viena, fue inaugurado en 1947 en el mismo lugar en donde había estado el Cuartel General de la Gestapo durante la guerra .En su vecindad se construyó el memorial a las víctimas del Holocausto con unas palabras escritas en el muro de entrada que fueron su inspiración: «Niemals Vergessen» (Nunca Olvidar).
Sus investigaciones condujeron a la captura del SS Oberstfuehrer Adolph Eichmann, ejecutada por un comando del Mossad, en Buenos Aires, en el año 1960. Eichman fue juzgado, condenado y ahorcado en 1962, como el responsable de la Oficina de Asuntos Judíos de la Gestapo, fue el Arquitecto de la «solución final» que exterminó a seis millones de judíos. En 1967 intervino en la captura de Franz Stanghel, comandante de los campos de la muerte de Treblinka y Sobibor, luego en 1992 llevó a juicio Joseph Schwamberger, comandante del ghetto de Varsovia.
Dentro de los testimonios que conozco recuerdo el de David Mermelstein, un sobreviviente de 76 años, quien declaró que moriría tranquilo después que Joseph Mengele el «íngel de la muerte» había sido rastreado por Wiesenthal hasta encontrar su tumba en Brasil. Recordaba a Mengele en Auschwitz luciendo guantes blancos, portando un bastón de mando frente a las filas de prisioneros indicando quien iba a la izquierda y quien a la derecha, el equivalente a vivir o morir. El tenía 15 años y por ser apto para el trabajo fue enviado a la derecha con sus dos hermanos mayores, sus padres, su hermana y sus hermanos menores a la izquierda y esa fue la última vez que los vio con vida.
Wiesenthal otorgó a las víctimas del Holocausto y a sus sobrevivientes el respeto y la dignidad que les había sido robada y cada uno de ellos se encontraba un poco más seguro en el mundo porque él estaba afuera haciendo justicia y defendiendo el honor de los que murieron. Esas palabras fueron expresadas en Israel el día de su muerte por el Rabino Ortodoxo Marvin Hier, recordando a Wiesenthal.
Sobrevivir, es un privilegio que conlleva sus obligaciones, dijo en una oportunidad a un periodista que lo entrevistaba y terminó diciendo: «Usted creé en Dios y en la vida después de la muerte?… yo también creo, pero también creo que en la otra vida cuando me encuentre con los millones de judíos que murieron en los campos y me pregunten qué hice para que se hiciera justicia, podré decirles «yo no me olvidé de ti».
El día y los días siguientes a su muerte la Prensa internacional honró su memoria, me emocionó volver a ver la fotografía de su funeral en Viena . Dos juegos de candelabros con seis velas cada uno a los costados del austero ataúd, ornado con crisantemos púrpura y listones con los colores de la bandera de Israel, los familiares de aquellos a los que él hizo justicia hacían guardia frente al féretro.
Simón Wiesenthal fue sepultado en Israel 23 de septiembre del año 2005, su esposa Cyla compañera de sus luchas por 67 años está enterrada en Viena junto a él.
NOTA.
EL MIí‰RCOLES 6 MURIí“ EL DR MARIO AGUILAR CAMPOLLO, UN RECORDADO CONTEMPORíNEO DE LA FACULTAD DE MEDICINA Y CONNOTADO CIRUJANO. A YOLY, SU ESPOSA, A SUS HIJOS Y FAMILIARES LES HAGO LLEGAR MI SOLIDARIDAD Y RESPETO.