Siguen las drogas sobre el tapete


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Cuando de drogas o estupefacientes se trata como en tantas cosas más en la vida, lo importante no está en decir qué se piensa hacer, sino cómo se va a llevar a cabo. Es notorio que este tema se ha vuelto cíclico aquí y en el mundo entero. En los últimos días los investigadores de la Comunidad del Caribe (CARICOM) informaron que habían llegado a la conclusión que despenalizar la marihuana y explorar su uso con propósitos medicinales podría ayudar a impulsar la economía letárgica de la región. Lo que no dicen por ninguna parte de su exposición son las consecuencias que lo anterior traería para la niñez y juventud, a pesar que en ellos radica el futuro del mundo.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Igualmente la ONU sugiere que para descongestionar las cárceles, mejorar el tratamiento y facilitar la rehabilitación de los viciosos sugiere la despenalización del consumo de estupefacientes. ¡Qué bonito! ¿Cómo podría ser eficaz, si jamás sustentan científica y técnicamente su propuesta aunque con ella podrán aumentar considerablemente la oferta o la posibilidad para incrementar el mejor acceso a las mismas?

Ante estas noticias era de esperarse que nuestro presidente Pérez Molina continuara diciendo que la despenalización de las drogas es el camino correcto para la lucha contra el narcotráfico y hasta se haya congratulado porque organismos internacionales estén tratando el tema por primera vez pero, vuelvo a preguntar ¿Qué tiene de excelente el planteamiento sin que se le haya dicho a las víctimas del floreciente negocio de las drogas, el modo o el sistema que van a emplear con absoluta certeza para lograr sus soñados resultados? Utilizar el señuelo que están pensando en despenalizar las drogas porque podría ser bueno, basándose en el hecho que el combate que se ha librado no ha dado buenos resultados resulta inaudito, porque como a todos consta, el combate en nuestro país no es que haya fallado, sino que quienes debieron haber librado una férrea batalla para eliminarla se volvieron cómplices o utilizaron los recursos asignados con aviesos fines.

Para quienes Dios nos favoreció con darnos al menos dos dedos de frente no se nos escapa que detrás de toda la estrategia de comunicación que se ha venido empleando, para no llamarla simplemente manipulación mediática, existen monstruosos intereses creados, que con malévolos fines solo ven el árbol que tienen enfrente olvidándose del bosque que hay detrás, al que la humanidad entera debiera proteger. ¿Es que no les parecen suficientes los estragos causados por la droga hasta la fecha?