Los bloqueos de rutas seguían hoy en una convulsionada Argentina al cumplirse dos semanas de una huelga agraria, tras las manifestaciones ayer a favor y en contra de la presidenta Cristina Kirchner, que derivaron en incidentes con al menos dos heridos.
Los productores retomaban las guardias en estratégicas carreteras del centro-este de Argentina, donde largas filas de camiones se mantienen a la vera de los caminos, mientras aumenta el riesgo de desabastecimiento de alimentos, en un país de base económica agrícola.
La Federación Agraria Argentina (FAA), que nuclea a 100 mil pequeños productores, convocó a una marcha hoy en Córdoba (centro), capital de una de las principales provincias agrícolas, mientras en las ciudades de Paraná y Santa Fe (centro-este) los agricultores decidían nuevas medidas de fuerza.
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, aliado de Kirchner, firmó un comunicado junto a los intendentes de 400 ciudades, instando al gobierno y a los agricultores a superar el enfrentamiento a través del diálogo.
En tanto, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, advirtió a los huelguistas que el gobierno no permitirá más cortes de carreteras y ejercerá su poder de policía para liberar las rutas.
«Si no se mueven de las rutas, los moveremos nosotros. Quien no entienda esas razones irá preso. Se buscará la vuelta para liberar los caminos y permitir que los artículos lleguen a los lugares de consumo», dijo Fernández, en declaraciones radiales y a un canal de TV.
Los agricultores que protestan desde hace dos semanas contra el aumento de los impuestos a las exportaciones de granos, en especial de la soja, principal producto de exportación del país, recibieron un fuerte apoyo de opositores a Kirchner.
En Buenos Aires hubo incidentes el martes entre grupos que llegaron a la histórica Plaza de Mayo golpeando sus cacerolas en señal de protesta, y cientos de activistas favorables a Kirchner que los dispersaron y ocuparon el lugar con consignas de apoyo a la presidenta peronista socialdemócrata.
La refriega dejó al menos dos heridos, según reportaron los medios locales.
También hubo protestas con cacerolas en diversos barrios de Buenos Aires, en una reedición menos drámatica de las protestas vividas en la crisis de fines de 2001, cuando el gobierno del presidente Fernando de la Rúa, de la Unión Cívica Radical, decidió congelar los depósitos de las cuentas bancarias particulares.
La principal líder política opositora, la liberal cristiana Elisa Carrió, había llamado hora antes a la protesta callejera.
En tanto, en las plazas de pueblos del interior de la rica región pampeana, que dependen de la economía agropecuaria, hubo masivas movilizaciones hasta entrada la madrugada del miércoles en rechazo al discurso de Kirchner, que el martes advirtió a los huelguistas que no cederá a los reclamos.
«No me voy a someter a ninguna extorsión», había dicho la mandataria, que calificó a los bloqueos de rutas del campo como «piquetes de la abundacia» y defendió el alza impositiva como un herramienta para favorecer la redistribución del ingreso.
Pero el discurso de Kirchner caldeó aún más los ánimos de los agricultores, que prometen continuar por tiempo indefinido el paro y exigen el levantamiento de las medidas fiscales para sentarse a una mesa de diálogo, lo que colocó al conflicto en un callejón sin salida.
Los reclamos tienen como foco principal la fértil región central del país, tercer exportador mundial de soja y primero en aceites y harinas de oleaginosas.
El valor de la nueva cosecha de soja, considerada «el oro verde» del siglo XXI, fue estimado en 24.000 millones de dólares, en tanto que las exportaciones del grano alcanzarán unos 13.000 millones.
Cristina Fernández
Presidenta.