Así decía un trivial verso de una vieja canción mexicana que los niños y adolescentes de entonces tarareábamos rutinariamente. Y cuando digo que sigue la yunta andando, es porque por más que se ha insistido en que se abandone la nociva práctica de las llamadas campañas negras, persiste la circulación en el espacio cibernético de mensajes que degradan y descalifican a candidatos presidenciales y sus familias.
Por supuesto que los destinatarios de esos correos somos los que contamos con servicio de correo electrónico, cuyos textos e imágenes se caracterizan por su vulgaridad o su ausencia de razonamiento lógico, pues más que todo apelan al morbo y a la inclinación al chisme y la especulación de buena parte de la población guatemalteca.
Hace pocas semanas, para citar un ejemplo, en mi buzón electrónico recibí un correo que después de leer los primeros párrafos de su contenido, acompañados de repugnantes imágenes, me resistí a proseguir enterándome de los asquerosos señalamientos de aberraciones sexuales que falsamente se atribuyen al candidato presidencial Alejandro Giammattei, de la Gran Alianza Nacional, que sólo una mente desquiciada es capaz de elaborar y enviar tal procacidad.
En otras ocasiones las imputaciones han sido contra el militar Otto Pérez Molina, generalmente acerca de su pasado represivo en las filas del ejército o sus supuestas acciones corruptas al frente del desaparecido Estado Mayor Presidencial, durante la administración del desaparecido presidente Ramiro de León Carpio.
Pero los señalamientos contra el candidato presidencial del Partido Patriota no se limitan a intentar desprestigiarlo desde los puntos de vista militar y administrativo, sino que inventan infidelidades maritales, atentando contra el pudor y la honestidad de una de sus colaboradoras, con quien no se podrá estar de acuerdo, pero se le reconoce su honorabilidad.
No faltan los incautos o predispuestos al descrédito de personas ajenas que le conceden veracidad a los mensajes anónimos, dependiendo del grado de antipatía que le tengan al político blanco del oprobio de los correos.
Inicialmente, cuando comenzaron a circular esos mensajes, como su contenido era relativamente humorístico, yo mismo me presté al juego de reenviarlos, hasta que llegó momento en que esos correos se tornaron en basura y perversidad, llegando al extremo de atacar a una señora, por el sólo hecho de estar desposada con el candidato presidencial ílvaro Colom, con la intención de calumniarla, con frases groseramente ofensivas e imágenes grotescas, como ya lo señalé en un mi artículo del jueves 26 de julio pasado.
El jueves y viernes de la semana antepasada ingresaron a mi correo cibernético dos mensajes de la misma ralea, con el agravante de que los «creadores» (?) coinciden en fundamentarse en versículos del libro bíblico del Apocalipsis, para ensañarse contra el presidenciable de la UNE y la señora Sandra Torres de Colom.
Los anónimos remitentes de tales mensajes, pretenden aparentar que un correo fue enviado por el doctor Jorge H. López, pastor de la iglesia evangélica Fraternidad Cristiana de Guatemala, a quien llamé telefónicamente, pero no me pudo atender porque, según lo dicho por su secretaria, se encontraba en una importante reunión, y aunque después le reenvié el mensaje, a fin de que se enterara de que su nombre estaba siendo utilizado para fines innobles, no tuvo la cortesía de responderme, como es de esperarse de un ministro religioso. Aunque, por supuesto, no está obligado a ser condescendiente.
El otro mensaje lo habría enviado un tal Ariel Ortiz, que presumo que no existe, y al igual que el que se atribuye al pastor López, por medio de imágenes y sacando de su contexto versículos apocalípticos, aseguran que una mujer que profetiza y a quien es imposible ubicar, sin ningún signo de ínfima modestia afirma nada menos que el mismo Dios la ha convertido en mensajera suya. ¡Imagínese usted, hasta dónde han llegado estos farsantes publicitarios!
La supuesta profetisa que dice llamarse Elenita de Paez (así, sin tilde en la «a») ha llegado a la conclusión de que el presidenciable de la UNE es el mismo diablo, al invertir las palabras de su apellido (Colom=Moloc), y que su esposa es la otra bestia, aduciendo que la palabra ílvaro tiene 6 letras; Colom y, también suma 6 letras, y Sandra es un nombre con 6 letras, por lo que al hacer la agregación (pues no es suma), el total es 666, el número bíblico de la bestia. ¡Qué estupidez!
(El pastor íngel Romualdo Danys Tusha le dice a cierto activista político ?A tu cuñado le dicen El 333, porque es medio bestia, pero a vos te apodan El 999?)