Con la ayuda de soldados colombianos y estadounidenses, continúa este lunes la búsqueda de unos 85 desaparecidos, entre ellos varios extranjeros, en el epicentro del terremoto que el jueves asoló Costa Rica, y que ha dejado un saldo de al menos 19 muertos, enormes pérdidas económicas e ingentes destrozos en el medio ambiente.
Según los medios de comunicación locales, cinco ingleses y dos canadienses estarían entre los desaparecidos.
«El Organismo de Investigación Judicial ha logrado identificar y extraer de los escombros diez cuerpos y existen unas 85 personas desaparecidas», aseguró la Comisión Nacional de Emergencias en su último comunicado del domingo.
Pese a la gigantesca magnitud de la catástrofe, que ha borrado prácticamente el pueblo de Cinchona del mapa, las autoridades no han vuelto a ofrecer nuevos balances de víctimas.
El sábado, la Cruz Roja había informado de 19 personas fallecidas.
Pese a que a lo largo del domingo, portavoces de la institución anunciaron en varias ocasiones que actualizarían los datos, al final remitieron esa tarea al OIJ que sólo contabiliza las personas cuyos cuerpos han sido recuperados e identificados y que ya han empezado a ser entregados a sus familiares.
Las labores de búsqueda se centran sobre todo en el área de Cinchona, la más castigada por el terremoto del jueves que alcanzó los 6,2 grados en la escala de Richter, a la que sólo se puede acceder en helicóptero después de que a la carretera se la tragara literalmente la tierra en varios tramos.
La destrucción es total: casas, una fábrica de salsas y mermeladas –única fuente de empleo para los habitantes de la región–, infraestructuras. Todo ha desparecido en este terremoto devastador, que habría originado unas pérdidas de al menos 12 millones de dólares sólo en infraestructuras, según cálculos preliminares del gobierno.
El gobierno de China ha ofrecido 100.000 dólares de ayuda de emergencia a Costa Rica.
Las avalanchas de tierra desprendidas de las escarpadas montañas, que enterraron a los vehículos que en ese momento transitaban por la carretera, dificultan sobremanera las labores de búsqueda.
Las imágenes de televisión mostraban a un soldado colombiano colgado de un arnés del helicóptero tratando de desenterrar un vehículo atrapado en la pendiente de la montaña, con su ocupante dentro. El peligro de nuevas avalanchas hizo suspender la operación hasta este lunes.
En total, 34 personas, entre oficiales y médicos estadounidenes participan desde el sábado en el operativo, mientras la misión colombiana está integrada por seis personas, con ayuda de cuatro helicópteros: tres Black Hawk y un Chinook CH-47.
El terremoto, cuyo epicentro se situó en la turística zona del volcán de Poás, a unos 40 km de San José, ha dejado también ingentes daños ecológicos.
Según una inspección de científicos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica, que depende la Universidad Nacional, extensiones de bosque virgen y secundario así como hectáreas de montañas, se desprendieron hacia el cauce del río Sarapiquí, afectando la flora y la fauna.
«El impacto ecológico y ambiental es tal vez uno de los más severos comparados con muchos terremotos que antecedieron», asegura un informe del Observatorio.
Más de 82.000 personas han quedado sin agua potable, mientras cuadrillas de operarios del Instituto Costarricense de Energía (ICE) se esfuerzan en reparar el tendido eléctrico destruido por el fuerte sismo sentido hasta el sur y centro de Nicaragua, y trabajadores del ministerio de Obras Públicas reparan las carreteras.
Según la CNE, 2.478 personas se encuentran en 21 albergues, donde muchas reciben apoyo psicológico tras la peor tragedia registrada en esta región en los últimos 150 años.