“Siembra vientos y cosecharás tempestades”


francisco-caceres

Bien sabemos las grandes verdades que encierran los refranes populares y sobre el tema que voy a tratar además del titular hay muchos más, por ejemplo: “Piensa mal y acertarás” y “No basta ser honrado sino que hay que demostrarlo”. Los traigo a colación, porque leyendo la edición del Diario La Hora del viernes 13 de julio 2012, me encontré con la queja de don Eduardo Stein, exvicepresidente de la República y ahora asesor del General Pérez Molina, porque le resulta difícil comprender la oposición generalizada para cambiar varias partes de nuestra Constitución.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Soy del criterio que el señor Stein no tendría por qué lamentarse  del rechazo popular obtenido casi unánimemente a tales propuestas, porque si hubieran sido realizadas acertadamente, es decir, como producto de un serio y profundo análisis del objetivo que persiguen, de personas idóneas en la materia, sin mácula en sus antecedentes políticos y con un largo listado de méritos y cualidades, a la  primera presentación hubiera merecido confianza y mejor todavía si se hubiera encontrado formalidad en su contenido.

    Pero ocurrió lo contrario y si no fuera por la demostrada diligencia de nuestros periodistas, estas serían las horas en que andaríamos atando cabos de su conformación, a lo que hay que agregarle que sus autores ni siquiera ordenaron sus propuestas, de tal manera que resultara fácil entender y comprender  qué  beneficios podría obtener la población y por ende el Estado. De esa cuenta hubo propuestas tan desacertadas que fueron  eliminadas por el presidente Pérez y que a estas alturas el pliego aún no esté plenamente definido, puesto que a juicio de conocedores de la materia no solo son ilegales (como que muchas reformas son repetición de las que antes ya fueron consultadas y rechazadas por la población) o porque son inconvenientes para lograr los objetivos que se persiguen.
   
    El señor Stein debiera comprender que el rechazo a las propuestas de reformar la Constitución no es prurito de llevar la contra o ganas de fastidiar, sino debe comprender que no todos somos caídos del tapanco, como que resulta toda una locura pensar que el actual Congreso de la República tenga la honestidad, conocimientos y confianza demostrada para poder tocar ni siquiera una coma o un punto del actual texto constitucional el que, con solo cumplirlo al pie de la letra, bastaría para que el Estado pudiera desarrollarse y cumplir con sus fines y propósitos.

    Finalmente aprovecho la oportunidad para repetir un par de preguntas que la población ha estado haciéndole al gobierno: ¿por qué  incumplió su promesa de aprobar las leyes para combatir la corrupción y la impunidad, sabiendo que son las causas principales por las que el Estado resulta fallido? Y ¿cuál es la terquedad de no empezar por el principio, reformando la Ley Electoral y de Partidos Políticos, cortando así de raíz los principales males que nos aquejan?