Sí­ se puede


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Claro que se puede, lo que falta es voluntad y ganas de construir un mejor paí­s.  ¿De qué estoy hablando? De la noticia que la semana pasada dejó atónitos a los periódicos del mundo cuando un grupo de 16 de las más grandes fortunas francesas pidieron al presidente Sarkozy que se aprueben más impuestos para ayudar a la nación a salir del atolladero en que se encuentran.

Eduardo Blandón

 


La noticia la recogí­ del periódico español El Paí­s que dice que “en una tribuna publicada en la web del semanal Nouvel Observateur, algunas de las mayores fortunas de Francia, entre ellos la mujer más rica del paí­s y propietaria de L’Oréal, Liliane Bettencourt, piden la creación de una “contribución excepcional” para los más adinerados, como ayuda para enfrentar la tremenda crisis que afecta tanto a Francia como a Europa”.
La declaración no puede ser más solidaria: “Deseamos que se instaure una contribución excepcional que afectarí­a a los contribuyentes franceses más favorecidos”.  Y la firman, entre otros de L’Oréal, Jean-Paul Agon; de Total, Christophe de Margerie; de Société Générale, Frédéric Oudéa, y de PSA Peugeot Citroí«n, Philippe Varin.  “Somos conscientes de habernos beneficiado plenamente de un modelo francés y de un entorno europeo a los que estamos vinculados y que deseamos seguir preservando”, añaden.  
Por eso digo que sí­ se puede.  Y si en Guatemala, las grandes empresas, lo oligopolios y los oligarcas no hacen una declaración semejante es porque les falta voluntad y su vocación es únicamente el lucro y el egoí­smo a ultranza.  Esta actitud es apoyada por los candidatos que, cuando se les consulta sobre imposición de impuestos, se hacen los locos (los más disimulados) y otros lo niegan a morir.
 La actitud de los franceses, indican los medios, obedece al llamamiento del multimillonario estadounidense Warren Buffet que pidió aumentar los impuestos para los más ricos.  Y es raro que nuestros adinerados y chicos plásticos que viven boquiabiertos frente a todo lo del norte, finjan sordera o ignorancia cuando se trata de solicitudes como ésta.  
Lo más interesante es que nuestros gobiernos son tan timoratos que no sólo no piden más impuestos a los ricos, sino que temen incluso cobrarlos.  Ya es leyenda popular que nuestros millonarios evaden impuestos y buscan miles de maniobras, triquiñuelas, para escapar del fisco y salirse con la suya.  Sabiendo que nuestros exitosos empresarios se mimetizan con todo lo gringo, esperarí­a que consideren esta información.