Al pueblo guatemalteco se le ha señalado de ser sumiso, silencioso, aguantador, talvez si, pero la razón de tal actitud tiene raíces en el sistema colonialista, cuando el número de habitantes era reducido, por una parte, por otra, las continuas dictaduras que lo han gobernado, así, nunca se le permitió expresar su descontento porque al hacerlo se le endilgaban marbetes que de esto y lo otro.
Con el correr del tiempo, el crecimiento poblacional, la opción a tener otros conocimientos producto de los medios de comunicación, ha cambiado ese estatus, lo cual le ha permitido pensar y reaccionar de otra manera. Puede decirse que a partir de la revolución de Octubre de 1944 empezó a despertar y a reclamar los derechos que consideró eran conculcados, pero al hacerlo, continúa la represión, sin embargo, ya no es tan fácil doblegarlo.
El surgimiento de las protestas tienen origen porque quienes consideran que pueden atropellar sus derechos ciudadanos lo hacen, no importa que ese atropello provenga de quienes mandan, también lo hace cualquier persona, que conservando el espíritu colonialista se creen con derecho a pisotearlos. Y cuando los ofendidos reclaman su derecho a ser respetados, se les reprime sin averiguar la causa de tal descontento, y si cuando debiera investigarse el motivo que lo originó.
Muchas de esas protestas calificadas de «disturbios» o de alteración del orden público pueden evitarse con sólo buscar ese origen y atacarlo desde un principio, llegando a conocerlo, dialogar y darle la razón a quien la tiene, y no como sucede, que al ofendido se tiene como el ofensor y se le reprime.
El pueblo ha despertado, ya no es el sumiso y aguantador de otros tiempos, entonces conviene cambiar los métodos para entenderlo y así evitar los confrontamientos entre pueblo y fuerzas de seguridad, yendo con prontitud al no más tenerse conocimiento de un brote y dialogar, pero como he dicho antes, advirtiendo que se le dará la razón a quien la tenga.
GOTITA: A Chávez se le fue la chaveta.