Esta pregunta se ha vuelto la del millón en Guatemala. Pregunta que los clientes del Banco del Café, S.A. se hacen con toda razón y justificación desde aquel aciago 20 de octubre de 2006 en que fueron informados de su bancarrota, que su dinero, mucho de él producto de años de esfuerzos y sacrificios estaba en serio peligro, al punto de no volver a ver el negro y verde de sus dólares que pudieran haber salido volando hacia el extranjero o ir a parar a los bolsillos de quienes menos se podían haber imaginado.
¿Por qué aseguro que nuestras autoridades monetarias, crediticias y financieras lo sabían? Basta con leer la letra (muy pequeña por cierto) de la publicación que hiciera el Banco del Café, S.A.; Almacenadora del País, S.A. y Financiera del País, S.A. en las páginas 11, 12 y 13 de La Hora del 24 de julio de 2006 respectivamente en donde se lee, entre otras cosas, el informe de los Auditores Independientes Aldana, González, Gómez y Asociados que en Bancafé «durante el año que terminó el 31 de diciembre de 2005 ocurrió un evento que afectó significativamente a un intermediario financiero contratado por Bancafe International Bank Ltd. ?BIB? (entidad constituida en Barbados que forma parte de Bancafé Grupo Financiero del País, ?el GRUPO?, en el que Banco del Café, S.A. figura como empresa responsable)».
Más claro no canta un gallo. Esto contradice lo aseverado por las autoridades del país que en el penoso caso «se actuó a tiempo», que no fueron «oportunas» como tampoco «atinadas» las medidas tomadas por ellas. De esa cuenta la situación de desconfianza que hoy priva en el ambiente de todo aquel que tiene forzosamente que manejar sus pocos centavos o grandes capitales a través del sistema bancario y financiero y no guardarlos debajo del colchón, con el riesgo por todos conocido.
No se necesita ser auditor, contador público, economista, corredor de bolsa o cualquier otra profesión u oficio dentro del ámbito económico-monetario de cualquier institución, mucho menos trabajar en la Superintendencia de Bancos, para saber que lo consignado por los auditores independientes que analizaron el balance general o el estado de resultados, era para poder oler a distancia el gran riesgo que estaban corriendo los recursos que le hayan confiado a dicho grupo financiero.
¿Que por qué no sacaron sus fondos y los pusieron en salvaguarda? Bueno, esto es harina de otro costal, puesto que los guatemaltecos no solo por tradición nos hemos venido pasando de confiados y el que dude de esto, que pase revista a las múltiples estafas que se han cometido y porque no hemos tenido la costumbre de leer «las letras pequeñas», fueran de las pólizas de seguro, de los contratos y en este caso en especial de las observaciones que vaya si no fueron, son y serán sumamente importantes.