Mientras haya quien tenga, se abren las puertas para que haya fuentes de trabajo. Por lo general no es el pobre, pobre, quien despotrica contra el que tiene; el que más lo hace es el que medio tiene, pues su sueño es llegar tener lo que el otro tiene y como no lo logra fácilmente, le sale a flote su envidia y su frustración.
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Si nadie tuviera, se escasearían las fuentes de trabajo, porque el que tiene un poquito más, le da alguna ocupación al que menos tiene. Esta ecuación ni se entiende ni se desea entender, pero es algo tangible y parte de la realidad.
Todos hablamos de que somos personas justas, que no explotamos, que pagamos por un servicio lo que el prestante de este se merece. Que falacia, esto es lo más mentiroso que pueda oírse, pues sólo basta ir al mercado para ver que estos justos le regatean hasta el último centavo al marchante, que en el lomo cargó los bultos que llevó de venta, para una mísera utilidad.
Para los que no lo entienden les voy a poner ejemplos de personas que oye a diario que despotrican contra el que tiene, don Nery Barrios y don Joviel Acevedo. Dos personajes que han estado implicados en millonarias transacciones, uno asociado a un terrateniente y el otro asociado a un hermano de la señora Torres de Colom. Ellos ya van llegando donde siempre han deseado estar, codeándose con los que verdaderamente tienen.
Que haría el carpintero, el ebanista, el herrero, el pintor, el albañil, el constructor, las mucamas, las maquiladoras, el agricultor, el profesional, el policía nacional, el policía particular, etc., etc., si no hubiera quien requiriera sus servicios. Sencillamente sería un desempleado.
En una sociedad todo es importante, desde el que barre hasta el que dirige, no puede un gerente estar administrando una empresa desde una oficina sucia, llena de papeles y todos se sienten bien si pueden llevar el alimento a su familia producto de su trabajo.Â