Shinzo Abe va a Washington


Reunión. El primer ministro japonés, Shinzo Abe (D), junto al prí­ncipe Alberto de Mónaco en Tokio.

El primer ministro japonés Shinzo Abe iniciará mañana su primera visita oficial a Estados Unidos, después de las efectuadas a China y a Europa, mostrando la voluntad de Tokio de ampliar su horizonte diplomático sin dejar de estrechar ví­nculos con su aliado norteamericano.


La tradición era que todos los nuevos jefes de gobierno japoneses viajaran a Estados Unidos en cuanto eran elegidos.

Abe, que llegó al poder en septiembre, optó por visitar inmediatamente China y Corea del Sur para calmar las tensiones con sus vecinos. A comienzos de este año, efectuó una gira por Europa occidental.

El viernes, Abe recibirá los honores de la residencia presidencial de Camp David, cerca de Washington, después de haber cenado con los Bush el jueves.

«Deseo abordar con el presidente (Bush) el fortalecimiento de la alianza nipo-estadounidense, fundamento de la diplomacia y de la seguridad de nuestro paí­s», explicó Abe recientemente.

El primer ministro nipón confirmará su apoyo a la «lucha anti-terrorista». Tokio acaba de prolongar una misión aérea logí­stica en Irak.

Partidario de una posición inflexible frente a Corea del Norte, Abe deberí­a aprovechar sus encuentros para tratar que Estados Unidos sea más enérgico con el régimen de Pyongyang.

Desde que comenzó a vislumbrarse una solución de la crisis nuclear, Japón no pudo esconder su malestar frente al acercamiento entre Estados Unidos y Corea del Norte, que podrí­a dejar aislado a Japón.

Abe cuenta también romper con la lí­nea tremendamente pro-estadounidense de su predecesor Junichiru Koizumi que, según su crí­ticos, dejó un pobre balance diplomático.

Muy allegado al presidente George W. Bush, Koizumi tomó la decisión histórica de enviar tropas japonesas a Irak, por primera vez en una guerra extranjera desde la Segunda guerra mundial.

Por el contrario, las relaciones con China y Corea del Sur se habí­an degradado espectacularmente, sobre todo por sus repetidas visitas al santuario Yasukuni, monumento al nacionalismo japonés.

Para los historiadores, Shinzo Abe actúa como el digno heredero de un lí­nea de polí­ticos conservadores entre los cuales figura su abuelo, el ex primer ministro Nobusuke Kishi (1957-1960), partidario de relaciones más equilibradas con Estados Unidos para salir del régimen de post-guerra.

«La decisión (de Abe) de postergar su visita a Estados Unidos es simbólica: Japón quiere trabajar junto a Estados Unidos, pero no estar bajo su dominación», destacó el politólogo Takao Toshikawa.

«Sus intenciones no son anti-norteamericanas, sino pro-japonesas», explicó.

No obstante, durante su visita, Abe podrí­a ser puesto en el banquillo por haber restado importancia al papel de las autoridades japonesas en la prostitución forzada de mujeres asiáticas, durante la guerra.