Sexualidades diferentes para hombres y mujeres


La sexualidad en Centroamérica fue motivo de un estudio comparativo entre hombres y mujeres, el cual ofreció interesantes resultados.

Las normas tradicionales de género socavan la salud de hombres y mujeres. La proporción de los jóvenes que se unen durante la adolescencia no ha bajado, aún no se logra posponer la edad temprana del primer embarazo y las necesidades de anticonceptivos modernos entre la población joven (15-24 años) es insatisfecha.

Ligia Flores
lahora@lahora.com.gt

Estos son algunos de los resultados del estudio centroamericano comparativo «Proteger la salud sexual y reproductiva de la juventud de hoy», presentado recientemente por el Instituto Guttmacher, el cual contiene información de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

El informe también resalta que la juventud precisa de mayor información para protegerse de las infecciones de transmisión sexual.

Normas tradicionales de género

» En un clima cultural donde la actividad sexual es mal vista para las mujeres solteras, pero permitida o incluso alentada para los hombres solteros, los niveles de actividad sexual difieren según el sexo», señala el consultor Werner Figueroa.

Esa es la razón por la cual a nivel centroamericano, entre el 58-67% de mujeres (20-24 años), y el 79-92% de los hombres, inicia actividades sexuales antes de cumplir los 20 años.

» En general los hombres se involucran en actividades sexuales más riesgosas que las mujeres. De un cuarto a dos quintos de los hombres jóvenes han tenido al menos dos parejas en el mismo año», afirma el experto.

Reducción de uniones adolescentes

El citado estudio señala que las uniones tempranas siguen siendo comunes para las mujeres en la subregión, pero los datos reflejan que en cada uno de los cuatro paí­ses, las jóvenes han comenzado a posponer sus primeras uniones. En contraste, no ha surgido una tendencia uniforme similar en el retraso de la primera relación sexual.

Entre 45-60% de las mujeres (20-24 años) establecen una unión durante la adolescencia. La proporción es considerablemente más alta, ente las mujeres con menor educación, mayor pobreza y residencia rural, sostiene la información.

Aproximadamente tres cuartas partes de las uniones en tres de los cuatro paí­ses, son uniones consensuales en lugar de matrimonios legales. «Guatemala es la excepción, ya que menos de la mitad (47%) de las uniones son consensuales», señala Figueroa.

Cambios mí­nimos

Aunque las tasas de fecundidad de adolescentes han disminuido recientemente en los cuatro paí­ses, los niveles actuales todaví­a son mayores que el promedio para ífrica; y con mucho, exceden las tasas de América Latina en su conjunto, de acuerdo con la información.

Las disminuciones ocurridas reflejan que en lugar de posponer un primer embarazo hasta los 20 años o más, las mujeres están teniendo menos segundos embarazos durante la adolescencia.

«Las posibles razones son la falta de oportunidades económicas para las mujeres que alcancen mayor escolaridad y las normas tradicionales que continúan respaldando la maternidad temprana», asegura Figueroa.

Dos quintas partes de la mitad de las mujeres tienen su primer hijo en la adolescencia. Además, importantes proporciones de nacimientos de adolescentes no son planeados (desde un tercio en Guatemala a casi la mitad en Honduras) y la mayorí­a de las mujeres sexualmente activas desean evitar el embarazo.

Necesidad insatisfecha de anticonceptivos

Las altas proporciones de nacimientos que no son planeados demuestran que el uso que hacen las mujeres jóvenes de anticonceptivos efectivos, no corresponde con su deseo de posponer su primer embarazo o de espaciar embarazos posteriores.

La investigación resalta que la proporción de mujeres sexualmente activas que usan métodos modernos es más alta en Nicaragua (55%) y más baja en Guatemala (25%). Igualmente, las inyecciones y las pí­ldoras son los métodos modernos que predominan en estos paí­ses. En Guatemala el uso de la pí­ldora es de tres a cinco veces más alto que en los otros paí­ses.

Un tercio de la mitad de mujeres jóvenes sexualmente activas tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna.

Más información para protección

Honduras tiene la tasa más alta de prevalencia de la infección de VIH en personas de 15-24 años, en esos paí­ses (1.8%) y Nicaragua, la más baja (0.2%). Sin embargo, la percepción de estar en riesgo fue exactamente la opuesta, por lo menos en los hombres (más baja en Honduras 16% y más alta en Nicaragua 56%). Aproximadamente una cuarta parte de las mujeres creí­a estar en riesgo, se comprobó.

En los cuatro paí­ses fue baja la percepción de los jóvenes que espontáneamente mencionaron la abstención como medio para evitar la infección (4-22%). Alrededor del 49-69% citaron usar condón, pero menos de un tercio de las mujeres en El Salvador y Guatemala respondieron de la misma forma.

» Pasos para salvaguardar el futuro»

La Asociación Guatemalteca de Mujeres Médicas, quien también se involucró en la elaboración del documento, plantea una serie de recomendaciones para superar la situación:

Hace más accesibles los servicios de salud reproductiva, especialmente para la juventud: se deben fortalecer los servicios en general, aumentar los recursos, expandir infraestructura y promover más aceptación entre la gente adulta, las necesidades de información y servicios que tienen los jóvenes.

Implementar la educación sexual integral y promover la equidad de género: se debe apoyar la capacitación de profesores, dirigir acciones tempranas a las y los adolescentes, así­ como ayudar a la gente joven a permanecer en la escuela el mayor tiempo posible.

Dar prioridad a las necesidades de la juventud y armonizar las disposiciones contradictorias entre las polí­ticas: se debe coordinar la administración de programas y servicios para evitar duplicación ineficiente de esfuerzos entre los ministerios y departamentos responsables.