Sexo o penitencia los trofeos


La sexualidad dentro de una relación de pareja es un factor importante en el mantenimiento de la misma. Esto no quiere decir que no existan otros factores de igual aprecio como son la lealtad, la solidaridad, la fidelidad, el apoyo, el cariño y, sobre todo, el respeto y el amor dentro de la misma.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Sin embargo, hoy he dispuesto conversar acerca de la sexualidad, la sensualidad dentro de la misma. Cuando escucho a muchas y muchos de mis pacientes expresarse de su actividad sexual, escucho miedo, desgano, aburrimiento, cólera y dolores de cabeza.

Algunas personas refieren que es posible tener sexo sin tener ningún ví­nculo afectivo, y muchas otras personas buscan tener muchas relaciones sexuales con la finalidad de encontrar un cariño y aprecio. La verdad es el discurso y lo cierto es las consecuencias y la realidad. He podido observar que mientras menos afecto u aprecio exista en la relación de pareja esto se convierte en algo absurdo, carente de sentido, que de alguna manera nos termina por hastiar y hacer sentir en una mayor profunda soledad.

Existen referencias a psicoerotismos distintos entre hombre y mujeres, pero yo más bien creo, que no es que sean distintos perse sino que, nos han enseñado dentro de nuestra cultura a percibir, a mostrar, a vivir nuestras emociones de manera distinta.

La sensualidad y el erotismo acompañando al juego inicial de una relación sexual pueden dar más frutos que un simple orgasmo. No estoy en desacuerdo con los orgasmos, pero siento que si no cubrimos nuestras necesidades de ví­nculos humanos dentro de una relación sexual, el orgasmo es pasajero, robotizado y fácilmente olvidable.

Cuando se habla de factores afrodisí­acos en una relación de pareja, el amor es lo más importante.

Pareciera que el sexo se ha convertido en un acto mecánico, sin mayor trascendencia, esto implica vivir en penitencia. Para lo cual han sido inventados el cansancio, los dolores de cabeza, malestares, y el que nos puedan oí­r o sentir los demás.

Es como que la sexualidad y la sensualidad no tengan permiso en la vida, únicamente con funciones reproductivas.

Todas las percepciones, el olfato, el gusto, la mirada, el oí­r, el tocar se agudizan y se desarrollan dentro de la relación sexual. El simple hecho de estar presente ante el ser amado nos produce excitación, alegrí­a, necesidad de unirnos corporalmente. Pero para ello hemos de estar muy abiertos a la vida, a nuestro propio sentido de quienes somos y lo que deseamos. Si yo soy incapaz de lo anterior, me será muy difí­cil poder fusionarme y separarme dentro de una relación sexual.

Esto nos pasa tanto a hombres y mujeres con las diferentes orientaciones sexuales. Es maravilloso sentir la trascendencia del acto sexual a través de la fusión humana. Y al mismo tiempo en el transcurso del perí­odo refractario comenzar nuevamente a sentirnos a nosotras/os mismos como personas individuales.

El sexo se convierte en penitencia, cuando significa un deber, una obligación y dejamos de sentir placer. Para tener una beneficiosa relación sexual, hemos de estar en armoní­a con nosotras/os mismos, con los demás y con nuestra propia vida.

He oí­do narraciones espeluznantes acerca de relaciones sexuales entre parejas, en las cuales el hombre solicita a su pareja de sexo ser únicamente recipiendario de sus fluidos, y cuando termina, ya no hay nada más.

Inclusive he oí­do narraciones sobre todo de mujeres en las cuales su esposo les eyacula cuando están en lo más profundo de su sueño. Sin su consentimiento, ni grado de conciencia.

El pene es concebido como un trofeo, que muchos hombres ofrecen a las mujeres como un saludo erótico inicial. Desconociendo que esto nos asusta y muchas veces nos desagrada. Y para ellos es un temor frecuente el llegar a perder la posibilidad de mostrar su trofeo.

Hemos de hacer énfasis en la humanización de las relaciones sexuales, en la importancia de los ví­nculos, del respeto al otro ser humano y hemos de aprender a jugar con nuestro erotismo y disfrutar del mismo.