Sergio Custodio: Introducción a la lógica


Eduardo Blandón

Quizá el estudio de la lógica nunca ha estado de moda. Los alumnos le temen, los lectores la evitan y los profesores no suelen encontrar buenos libros para enseñar. La lógica tiene pocos adeptos. Afortunadamente no todo está perdido, para esos afanes que quitan el sueño aquí­ le presento el libro que el filósofo guatemalteco Sergio Custodio ha titulado «Introducción a la lógica». ¿Qué hace formidable este texto frente a todos los demás? Déjeme que le explique.


En primer lugar, es un libro pensado para la enseñanza. Hay definiciones, explicaciones breves y, sobre todo, muchos ejercicios en cada una de las temáticas desarrolladas. Usted pensará que eso es «normal» en muchos otros manuales, pero (aunque no lo crea) no es cierto. En «lógica» no es fácil tropezar con libros didácticos. Lo que abundan son textos complicados, exhaustivos y escritos quizá para un público más especializado y selecto. De aquí­ que el libro sobrepase en mucho a cualquier otro que encuentre en librerí­as.

Otra virtud de esta introducción es que abarca los temas que un curso de lógica debe contemplar para la enseñanza. A continuación los capí­tulos desarrollados: 1. La Lógica (definición e historia); 2. El concepto; 3. La proposición o juicio; 4. La definición; 5. La premisa; 6. La conclusión; 7. El razonamiento o argumento; 8. Clasificación de los razonamientos; 9. La inferencia; 10. Las funciones del lenguaje; 11. Las falacias no formales; 12. Las falacias de ambigí¼edad; 13. La lógica de clases o Aristotélica; 14. El silogismo categórico; 15. Los diagramas de Euler; 16. Los diagramas de Venn y, 17. La lógica simbólica o Proporcional (las tablas de verdad, los razonamientos de la lógica simbólica, razonamiento con más de dos variables, etc.).

¿Parece difí­cil? No es cierto. Cada uno de los capí­tulos desarrollados contiene conceptos fundamentales y explicaciones suficientes para que el estudiante pueda comprender perfectamente la materia de la que se habla. Pero, además, se presentan ejercicios para que el profesor pueda hacerlo con los alumnos y fijar así­ las ideas necesarias que a él le interesen. Esto es valioso porque constituye un recurso del que fácilmente se puede echar mano.

Evidentemente el libro no sustituye otras referencias bibliográficas. No quiero engañarlo. Si usted es profesor requerirá de otros textos más amplios, pero éste es oportuno para tareas eminentemente educativas. En esta área el libro es insuperable y es extraño que algunos no lo conozcan. La obra incluso por el precio es atractiva. Pero, ¿tiene éste algún defecto? Claro ahora voy a eso.

El pie del que cojea el libro tiene que ver con los ejemplos que el autor pone a consideración de los estudiantes. Resulta que parece más bien un texto con ejemplos concebido para estudiantes de biologí­a o quí­mica que para estudiantes, por ejemplo, de filosofí­a o cualquiera otra carrera de humanidades. Este «defectuelo» puede desanimar al estudiante que quisiera ejemplos relacionados más con su área de estudio, pero es aquí­ donde el profesor puede aliviar la situación, pidiéndole a los estudiantes pasar por alto el contenido y se concentren más en las formas.

Pasemos ahora a algunas consideraciones que hace el libro.

En primer lugar, de entrada afirma que son tres las clases de lógica: la lógica no formal, la dialéctica y la formal. Custodio indica que él se concentrará en la lógica formal y de inmediato da su definición: La lógica es la ciencia que se ocupa de las relaciones entre premisas y conclusiones, esto es, establecer las reglas generales de cómo de una o varias premisas, podemos concluir acertadamente en una conclusión.

Posteriormente hace una pequeña historia de la lógica en donde afirma que aunque Parménides fue el primer filósofo en descubrir y aplicar los principios fundamentales de la lógica, fue Aristóteles quien verdaderamente la desarrolló en el siglo IV antes de Cristo. Custodio además menciona corrientes y autores ligados a la historia de la lógica como el estoicismo en la edad antigua y Pedro Aberlardo en la edad media.

Al estar ligada la lógica a los conceptos, el texto examina su naturaleza, importancia y tipologí­as. Se le define de inmediato como el producto mental de un proceso lógico que consiste en sintetizar las caracterí­sticas comunes de una clase de objetos, relaciones, procesos o fenómenos. Los tipos de conceptos suelen dividirse en universales, particulares e individuales.

En otro tema, el libro se detiene a explicar el significado de la proposición o juicio. Como se ve, el autor, poco a poco llega al análisis del pensamiento y procura, como todo buen libro de lógica, a enseñar a pensar. Advierte sobre los peligros de las falacias y pone en alerta para escapar de los falsos razonamientos. La proposición, afirma, es el significado lógico de lo que se dice en la oración. Es el significado de una oración declarativa.

Luego, la obra ofrece una clasificación de las proposiciones. Proposiciones por cantidad (universales, particulares e individuales); por cualidad (afirmativos, negativos e indeterminados); por modalidad (problemáticos, asertóricos y apodí­cticos) y, finalmente, por relación (categóricos, hipotéticos y disyuntivos). Este tema es propedéutico para la comprensión de las premisas.

Una premisa, dice el libro, es una proposición o juicio a partir del cual se infiere otra proposición o juicio que se designa como conclusión. Los ejercicios aquí­ son oportunos para distinguir las premisas de las conclusiones. Luego se define indudablemente la conclusión (proposición o juicio que se infiere de la o las premisas) y se facilitan, nuevamente, ejercicios.

Llegados a este momento se aborda el tema del razonamiento o argumento para, después, caer en el tema de las falacias. Llegados hasta aquí­, parece evidente que el libro tiene su valor y que usted, como lector, no se puede perder su lectura (ni su estudio). La obra puede servirle de repaso de conceptos o para enseñar la filosofí­a. Se lo recomiendo. Si le interesa puede adquirirlo en las Librerí­as í“scar de León Palacios.