¿Será sesgada la opinión de los medios de comunicación?


No cabe duda que el papel aguanta con todo y que cualquier dizque analista, arrogándose conocimientos y experiencias que ni le van ni le vienen, con los intereses creados de siempre, se puedan atrever a poner en tela de duda que el Congreso de la República no sea la institución más corrupta del Estado, aduciendo que en realidad en ese organismo no se manejan mayores recursos, cuando todo el mundo de sobra sabe que la corrupción no consiste sólo en «manejar dinero» sino en tener el poder de hacer con los fondos públicos cuanto se les venga en gana a los polí­ticos que han pasado saludando a los de la 9ª. avenida de la zona 1, irónicamente conocida como La Casa del Pueblo.

Francisco Cáceres Barrios

Pero el manipuleo de términos de aquellos polí­ticos que han pasado por la administración pública para satisfacer intereses personales, no se emplea sólo para soslayar la pésima imagen que tiene el pueblo del Organismo Legislativo, sino para asegurar que el Congreso es la expresión más elevada del sistema polí­tico que no debiera permitirse ser denigrado. ¿Cuál sistema polí­tico?, ¿será el que impide que el elector no sepa por quién emite su voto, puesto que los politiqueros de siempre siguen negándose a cambiar que la elección se haga poniendo una equis sobre el emblema partidario y no por el candidato que goce de las simpatí­as ciudadanas, mucho menos a reducir su elevado número?.

Decir que los medios de comunicación exacerban la crisis polí­tica me parece que no sólo nace de un interés personal, sino pretende tapar el sol con un dedo. No se necesita de mucho intelecto para entender que si tengo figura de pato, camino como pato y me comporto como pato, finalmente termino siendo un pato. Y por ello, el pueblo de una y mil maneras ha estado exigiendo que el Congreso y sus diputados cumplan bien y con responsabilidad sus deberes y obligaciones y no para comer, platicar entre corrillos o conversar por teléfono en su curul mucho menos, vivir viajando, incluso percibiendo dobles viáticos descaradamente. ¿Será mucho pedir o eso será exacerbar la crisis polí­tica que prioritariamente ha generado el Congreso?