Qué lamentables y reprobables son los casos de pederastia atribuibles a algunos sacerdotes del catolicismo que han sido denunciados en Estados Unidos de América y en Europa, al menos en Alemania.
En medios de comunicación de alcance nacional e internacional se ha informado a través de entrevistas y de reportajes o noticias acerca del problema que ha provocado escándalo de resonancia en muchas partes.
Hay gente que opina que los mencionados casos pueden ser una consecuencia del celibato que afecta a los ministros de la grey católica, lo cual no deja de mover a cavilación y, desde luego, a diversos comentarios en diferentes corrillos.
No sólo a los ministros del credo católico se ha señalado en el sonante y resonante «affaire», sino a la vez a los llamados «hermanos separados», o sean los correligionarios del alemán Martín Lutero, así como de otras confesiones.
Martín Lutero, cabe decir, se arrepintió de su «hazaña» religiosa pero ya cuando se hallaba al borde de la muerte.
Los casos que se imputan a los pederastas de sotana pueden ser considerados como aislados… En realidad, relativamente no son muchos si se toma en cuenta que son miles y miles de religiosos de las diferentes jerarquías que esparcen los valores de la espiritualidad en los templos de la Iglesia que fundó Jesucristo y que la confió a San Pedro de Galilea, quien por cierto fue el primer Papa.
Desde los lejanos tiempos de San Pedro hasta los días que estamos viviendo son 167 los Papas que han brindado iridiscencia celestial de carácter cristiano en la Ciudad del Vaticano. Actualmente ocupa el solio papal Benedicto XVI.
La Iglesia Católica, justo es decirlo sin ambages ni reticencias, no es responsable, de modo absoluto, respecto de los censurables actos que se achacan a unos cuantos religiosos deshonestos e irrespetuosos.
El Papa Benedicto XVI no ha disimulado su enojo por lo que han hecho los pederastas, a quienes encorajinadamente ha mandado a echar pulgas fuera de los sagrados templos, mas aun no se han ido todos…
Los numerosos, numerosísimos pastores del rebaño mundial, el que se estima en aproximadamente más de mil millones de ovejas, son decentes y se encuentran al margen de los pocos, relativamente pocos, recalcamos, que se pronuncian por la supresión del celibato para entregarse a la vida mundana o, por lo menos, a formar un hogar como cualquier mortal sin restricciones propiamente de los humanos comunes y corrientes.
La religión católica ha tenido problemas desde las remotidades del tiempo. Ha habido divisionismo. Miles de sectas han surgido, pero el catolicismo se ha multiplicado; ha crecido en casi todos los países del mundo y se le ve con mucho respeto. En las Américas es predominante.
Ha habido luces y sombras en la comunidad católica mundial, así como en todas las sectas que se han formado y como en todos los entes no religiosos que proliferan en todos los países.
De manera que para qué «asustarse» de que unos religiosos cachondos protagonicen hechos reñidos con los postulados de sus potestades.
Habrá que darles una respuesta como lo demandan las circunstancias, incluso juzgarlos conforme a las leyes de los respectivos países donde han violado en su quintaesencia la moral y la ética.
Deben seguir el gran ejemplo histórico de Jesucristo, quien, como es sabido, vivió la pasión como hombre para redimirnos del pecado. Jesús era Dios hecho hombre en la Tierra, y es oportuno aclarar que no sufrió como hombre el supremo sacrificio en la cruz, porque tenía virtudes como Dios, más que como hombre.
En la Semana Santa que acaba de pasar pudimos ver el fervor religioso, cristiano, del pueblo de Guatemala, y eso nos hace pensar en que no todo está podrido en Dinamarca.
De corazón se sigue rindiendo culto a los valores supremos y eternos de la humanidad, sobre todo al divino Creador del Universo.