En la antigua Roma se decía que la mujer del César no sólo debía ser honrada, sino además debía aparentarlo. Viene a cuento ese dato histórico ahora que el Ministerio de Energía y Minas acordó darle al principal financista de la campaña de la UNE y de ílvaro Colom el uso por cincuenta años de bienes de dominio público para construir una hidroeléctrica. El Gobierno justifica la decisión afirmando que está en ley y que cualquier ciudadano puede solicitarlo, pero resulta inexplicable que si la familia Cohen tenía interés en el tema eléctrico, uno de sus miembros haya sido nombrado Gerente del Instituto Nacional de Electrificación.
En Guatemala no está tipificado como delito el tráfico de influencias, lo cual no debe sorprender a nadie ya que no hay legislación al respecto porque así conviene al sistema y no por descuido ni falta de interés. Por el contrario, el interés está, pero para mantener la posibilidad de que los financistas de las campañas políticas puedan obtener beneficios y privilegios puesto que, al fin y al cabo, de eso se trata el juego. Ni modo que vamos a suponer que los empresarios que aportan millones a un partido político y un candidato para que hagan campaña lo van a hacer por amor al arte, por interés patriótico, cuando todos sabemos por experiencia que esos favores se cobran… y se cobran bien.
El negocio principal de los señores Cohen ha sido proveer de medicinas al Estado durante muchos gobiernos y uno pensaría que el interés estaba en, por lo menos, mantener o mejorar esa calidad de proveedores de medicamentos. Pero resulta que no se trata únicamente de eso, puesto que en este gobierno se les otorga una concesión por cincuenta años para el uso de bienes de dominio público a efecto de incursionar en el lucrativo negocio de la electricidad, en el que no sólo se benefician los inversionistas con la ganancia normal, sino que además reciben una serie de privilegios fiscales que pueden utilizar no sólo para la empresa constituida para generar energía, sino aplicable a las entidades que aparezcan como socias del proyecto.
De suerte que es un negocio redondo porque la ley establece términos muy favorables para vender electricidad y, además, otorga exoneraciones de impuestos que son utilizadas por empresas que figuran como copropietarias del negocio de energía. Y las exoneraciones son verdaderamente importantes y dignas de ser tomadas en cuenta.
Puede ser que el negocio sea correcto y que los señores Cohen estén haciendo únicamente lo que ya hacen muchos inversionistas. Pero la apariencia de tráfico de influencias no se quita con las declaraciones oficiales porque en el fondo el asunto termina con demasiados malos olores.