Sepultando el futuro de la democracia y el Estado de Derecho


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Pocas veces podemos a asistir a hechos tan dolosos para una sociedad como el que actualmente vivimos. Me refiero a la resolución de la Corte de Constitucionalidad que obliga al retiro de la actual Fiscal del Ministerio Público Claudia Paz y Paz, a quien, debo decir, no conozco, pero tampoco puedo negar el trabajo diferente que supo impulsar durante su gestión fuera de las presiones y los intereses y buscó cumplir con su mandato y con el Estado de Derecho del país.

Juan José Narciso Chúa


Por ello, hoy presenciamos cómo el sistema conservador cierra filas para evitar que la actual Fiscal continúe en su puesto y que llegue otra persona, a quien puedan ordenarle y permitir que todo el esquema de impunidad persista, tal como ocurrió con fiscales anteriores, que únicamente fueron a profundizar la impunidad del sistema, convertir a la fiscalía en un ente dócil ante los intereses económicos y políticos y desarticular una de las instituciones del sistema de justicia.

 La Corte de Constitucionalidad de nuevo actúa con notoria y sospechosa celeridad, con dócil precisión y retorciendo la propia Carta Magna, establece que es necesario el cambio de la actual Fiscal. Esta actitud no es nueva. De hecho, para ellos y el sistema conservador, no es posible permitir que se continúe pensando en el genocidio y se acusen a generales retirados; no es posible que ella se atreva a llevar a proceso a un agente de seguridad de las mineras; no es posible que ella planteé por su nombre las entidades, que son enemigas de la democracia y que reniegan los cambios.

Los diputados actúan también con obediencia vergonzante para que se conforme la Comisión de Postulación, asegurándose que no se quede ningún resquicio libre, sino al contrario, tapar todos los posibles agujeros, para asegurar que llegue otro u otra fiscal que se preste a continuar con el juego de presiones e intereses y que no haga olas con aquellos involucrados con actos de lesa humanidad durante el conflicto armado interno.

El Presidente, a pesar de su aspecto de renuencia y su muestra de apoyo obligada y falsa a la Fiscal, sabe que está mintiendo y que en el fondo está preocupado de lo que podría venirse después de su gestión de gobierno, tanto por el lado de su pasado militar, como su presente como gobernante y su vice, sabiendo que “hay pasos de animal grande” y sabe sobre varias cosas que abren incógnitas muy grandes y poco transparentes.

Las élites se encuentran divididas. Unos saben que el trabajo de la Fiscal fue de su agrado, pero otros no pueden permitir que se juzguen a sus pares -militares, políticos o empresarios-, que contribuyeron en su momento a detener el avance “comunista” y otros, los menos, saben que este país requiere de personas decentes como la actual Fiscal para profundizar la democracia y propiciar el cambio y generar proyectos más sustentables en el largo plazo.

Los políticos también respiran tranquilos. Este cambio les asegura que no ocurra nada con ellos a sabiendas que todavía quieren seguir gozando de las mieles del poder y que la sucesión podrá tornarse difícil, pero “entre bomberos no se pisan las mangueras”. Todos los anteriores saben bien de su pasado y de su presente de fortuna y pensar que puedan iniciarles un juicio, les hace temblar las mandíbulas y tronar los dientes.

Las elecciones y el cambio de gobierno no traen nada, únicamente cambio de nombres y negocios con otros grandes proveedores, así como asegurar todos aquellos que se dan por el propio territorio, por acción u omisión. Seguimos tejiendo la madeja de la destrucción y los conservadores ni siquiera se han dado cuenta.