Sentido común


Editorial_LH

Hoy entró en vigor la nueva disposición del reglamento de tránsito que se aplica a todos los vehículos que circulan en el país y de manera particular hay nuevas normas para regular el tránsito de los vehículos de dos y tres ruedas que, como cualquier otro, deben observar las disposiciones elementales para garantizar la seguridad vial. Es cuestión de sentido común entender que las motos son vehículos que, como tales, deben circular y mantenerse dentro de un carril.


El argumento más socorrido de los motoristas que objetan esa disposición es que las motos son un vehículo ágil que permite a sus tripulantes avanzar fácilmente en el tráfico, pero precisamente lo que se trata de corregir, con simple sentido común, es esa deficiencia que hace que los motoristas se metan entre los automóviles, lo que provoca riesgo para ellos y para otras personas. En cualquier lugar del mundo uno observa que al llegar a un semáforo, los motoristas se mantienen en su carril y si van detrás de algún otro vehículo, se abstienen de zigzaguear para colocarse al frente de la fila. En Guatemala la cantidad de espejos retrovisores rotos por motoristas que no calculan bien, sobre todo los que llevan un casco colgando del brazo, es impresionante y aparte de los daños se generan consecuencias de otro tipo que pueden ser muy graves.
 
 Otro fenómeno que ha surgido recientemente en algunos lugares es el de las “bicitaxis” que son triciclos de reparto adecuados para sentar pasajeros al frente. Pero resulta que los conductores de ese peculiar medio de transporte circulan contra la vía en arterias muy transitadas y en triciclos que no tienen frenos adecuados para detenerse en situaciones de emergencia y por lo tanto son un peligro para ellos y para otras personas, sobre todo cuando van circulando contra la vía y los peatones cruzan la calle viendo si no hay peligro en el sentido natural de la vía, sin voltear a ver en el sentido en el que van las “bicitaxis”.
 
 Nuestro tránsito es un caos absoluto por falta de respeto a las normas y al elemental sentido común que debiera prevalecer para conducir. Como ocurre con casi todo en el país, aquí todo mundo hace lo que le da la gana porque no hay autoridad más que para morder o para actuar con prepotencia, pero jamás para velar por el cumplimiento de las normas y para sancionar como corresponde a los que las violan.
 
 Las disposiciones para los motoristas son sensatas y correctas y debieran ser aplicadas severamente, pero falta ver si a los agentes de las PMT se les ronca la gana hacer algo.

Minutero:
Vivir entre tanta anarquía 
no puede causar alegría; 
si queremos seguridad
debe haber más seriedad