Como consecuencia de los saldos trágicos de los últimos días, escribo acerca de la PREVENCIÓN DEL DELITO, una de las herramientas técnicas policiales, educativas y sociales a las que no se les ve presente en la población como producto del trabajo de los ministerios de Gobernación y Educación, dependencias de la Presidencia y Vicepresidencia de la República, la sección de prevención del delito de la PNC y otras más de cuyos nombres… “no quiero acordarme”.

La estrategia integral de prevención del delito y combate a la delincuencia necesita operar en el marco del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre otros aspectos, un cuerpo policial formado y especializado de acuerdo con un modelo que considere estándares de peligrosidad social nacionales, y la participación activa de la sociedad en los  métodos de prevención para el combate al delito.

    Los esfuerzos del ministerio de Gobernación serán vanos de no cumplir con el mínimo lógico, técnico y capaz de la profesionalización de los agentes encargados de diseñar las políticas de prevención del delito.

    Luego, la participación activa de la sociedad en el proceso de la prevención es plural; ésta, debe ser dirigida a los jóvenes en peligro; también a los padres y madres de familia, los centros educativos utilizando los servicios de sus orientadores psicológicos y por qué no, hasta las iglesias de las diferentes denominaciones tienen la responsabilidad de coadyuvar con  los planes y programas preventivos que desarrolle o implemente la autoridad, y… para ello es necesaria la estricta planificación y aplicación consensuada de los planes preventivos.

     Es un trabajo arduo, especializado, no cualquier Perico de los Palotes puede llegar a establecer directrices de algo que no conoce o de lo que no sabe; a mi juicio se debe integrar de URGENCIA NACIONAL, un grupo multidisciplinario a tiempo completo que aporte en un PLAZO DE DOS MESES, la POLÍTICA NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL DELITO y para ello, sería ideal que estuviera integrado por maestros, psicólogos, abogados, policías, padres y madres de familia, un juez, sacerdotes, pastores y cualquier ministro de otra religión que no sea cristiana para que aporten sus experiencias y lograr unificar criterios de acuerdo a la realidad cercana a ellos.
    
    Se considera una significativa asignación de recursos humanos y técnicos para la generación de inteligencia operativa y la instrumentación sistemática y permanente de acciones de combate al delito; ESTO NO SIGNIFICA CREAR PLAZAS NUEVAS con el engorroso trámite administrativo; hay muchos maestros sub utilizados, policías con oficios ajenos a su servicio, abogados “asesores” sin mucho trabajo, psicólogos ejerciendo funciones administrativas que “nada que ver con su profesión”, en fin… DE QUE SE PUEDE: ¡SE PUEDE! si es posible, siempre y cuando exista la voluntad política del ministro de gobernación se puede lograr el propósito de un buen mecanismo preventivo del delito a nivel nacional.

    Considero que, no es necesaria la creación de otra “Fuerza de tarea” para tal efecto.  La “pelota” está en su cancha señor Ministro…