Señales de emergencia evitan fatales accidentes


Recientemente comentaba en este espacio, y muy a la ligera, la conducta de los choferes izquierdistas, es decir, de aquellos conductores de autobuses, camiones, tráilers, automóviles modernos o picopitos que en autopistas se desplazan a bajas velocidades, puesto que en vez de conducirse por el carril derecho ocupan la ví­a izquierda, destinada a vehí­culos que transitan más rápido, dentro de los lí­mites impuestos por la ley respectiva.

Eduardo Villatoro

Estos pilotos que a paso de tortuga artrí­tica ocupan el carril izquierdo, obstruyen el tráfico normal de automotores, tornando más lenta la circulación de cientos de vehí­culos, sobre todo cuando se trata de empinadas cuestas, como la de Villalobos, por ejemplo.

Ese extraño afán de ocupar el rail izquierdo también es rutinario en las ciudades, de manera que en la capital de la República y su área de influencia urbana es frecuente que numerosos automovilistas se ven obligados a rebasar por la derecha, a causa de los pilotos izquierdistas que avanzan lentamente, aunque sea en ví­as rápidas, como calzadas y bulevares.

Traigo a cuenta lo anterior a propósito de otra inveterada costumbre de conductores de vehí­culos, que ha puesto en evidencia la Policí­a Municipal de Tránsito de Mixco, al realizar operativos encaminados a establecer si los pilotos llevan consigo el equipamiento básico, que les permita solucionar inconvenientes por desperfectos mecánicos que obligan a detener la marcha de sus automotores.

Como es normal, la mayorí­a de los conductores de vehí­culos no portan las señales reflectivas de emergencias, comúnmente llamados triángulos, mientras otros se conducen en automóviles que carecen de luces traseras, lo que es más frecuente en autobuses urbanos, que de pronto detienen la marcha, sin que el automovilista que va atrás de aquella unidad se dé cuenta de inmediato de esa maniobra.

Como también es normal, muchos pilotos han manifestado su protesta porque aseguran que los agentes de EMIXTRA son muy exigentes, al extremo de que les piden que lleven «tres triángulos en lugar de los dos reglamentarios», pero no portan ni uno solo, a sabiendas o ignorando que la colocación de señales de emergencia, especialmente de noche y cuando llueve, son determinantes para evitar desenlaces fatales al ocurrir un accidente de tránsito o un desperfecto mecánico.

Estas medidas de EMIXTRA, que son rutinarias en cualquier paí­s del mundo, deberí­an aplicarlas los funcionarios de la Dirección General de Transporte, conocidos por su ineficacia, en lo que concierne al transporte pesado que circula en la red vial, para obligar a los dueños de autobuses y camiones de carga a desembolsar unos cuantos quetzales en la compra de triángulos o conos, evitando así­ que cuando sus unidades se queden varadas en la carretera, después de arreglar los desperfectos dejen sobre el pavimento piedras, botes y hojarascas que suelen provocar más accidentes.

Muchas personas han fallecido en colisiones causadas por vehí­culos varados en la cinta asfáltica, sin señales de advertencia.

(En el parachoques trasero de un destartalado picop, Romualdo leyó esta expresiva leyenda: «Amo a mi chofer»)