Los deportistas no son iguales en los controles antidopaje, según un estudio sueco que revela, por ejemplo, que los asiáticos presentan con más frecuencia un perfil genético que podría ocultar el uso de la testosterona, uno de los productos prohibidos más frecuente.
Al contrario, los atletas que presentan una expresión diferente del mismo rasgo genético corren el riesgo de ser acusados injustamente de dopaje, según este estudio que será publicado en la revista estadounidense Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
El estudio ha sido financiado, en parte, por la Agencia Mundial Antidopaje y se publica a pocos meses de los Juegos Olímpicos de Pekín.
La prueba del dopaje a la testosterona se basa actualmente en el análisis de dos sustancias presentes en la urina: glucurónidos de testoterona (TG) y de epistestosterona (EG). El Comité Olímpico Internacional (COI) considera como sospechosa una relación TG/EG superior a 4.
El equipo de investigadores, dirigido por Jenny Jakobsson Schulze, del Instituto Karolinska de Estocolmo, mostró que los resultados de esta prueba pueden variar en función del número de copias del gen UGT2B17 que presenta cada individuo.
Los investigadores inyectaron a 55 voluntarios masculinos 500 miligramos de testosterona enantata, una sustancia prohibida por casi todas las federaciones deportivas. Los voluntarios fueron divididos en tres grupos según poseyeran una, dos o cero copias del gen UGT2B17.
Más de 40% de los hombres que no tenían ese gen presentaron unos análisis de urina correctos y dentro de los límites autorizados, pese a la importante dosis del producto prohibido que les fue suministrada.
En cambio, el 100% de los hombres de los otros dos grupos dieron positivo.
«Casi la mitad de los individuos de nuestro estudio portadores de esa variedad genética habrían pasado un control antidopaje», indicó la doctora Schulze.
Estudios genéticos precedentes demostraron que el perfil genético que permite pasar el control es siete veces más corriente entre los asiáticos que entre los caucásicos, recordó la doctora, sugiriendo que los controles de testosterona deberían tener eso en cuenta.
Prohibida desde 1982, la testosterona es la principal hormona sexual masculina. Segregada por los testículos, ejerce un efecto anabolizante sobre los músculos.
Esta sustancia puede ser recetada por los médicos en algunos casos, pero en los deportistas tiene como principal efecto incrementar la fuerza y la potencia muscular.
La testosterona y los esteroides sintéticos son de lejos las sustancias ilícitas detectadas con más frecuencia en los deportistas y representan el 45% de los resultados positivos detectados en 2005, según la Agencia Mundial Antidopaje.
Uno de los positivos por testosterona más conocidos en los últimos años fue el del ciclista estadounidense Floyd Landis, a quien se le retiró el título de vencedor del Tour de Francia 2006.