En la década de los 30 había mucha tensión en los países de los continentes en los que tenían elocuente expresión las libertades que brinda la democracia.

También había preocupación por la pretensión de Adolfo Hitler, el dictador de la Alemania nazi, de extender sus tentáculos con toda su “chatarra” bélica a toda la faz de la tierra.

José Stalin, un torvo y sanguinario dictador comunista ruso, que afianzado en el poder mandó fusilar a varios millones de opositores reales o supuestos, asimismo pretendía lanzar sus huestes a la aventura de la dominación mundial. A la sazón ya había ramificación del sistema político-ideológico que en buena hora desmanteló en el Kremlin Mijail Gorbachob.
Actualmente se está divulgando un señalamiento contra el Estado de Israel, en el sentido de que trata de dominar el mundo. Su población, en el suelo patrio, no excede de unos cuantos millones, pero en muchos estados amigos que les han dado hospitalidad, existen decenas de millones.
 Esa pequeña pero súper potente nación del Medio Oriente ha vivido acosada, desde  remotos tiempos, por los árabes palestinos, que son considerados sus hermanos distanciados, en razón de ser oriundos de la misma región.
Cabe hacer notar que Israel, después de haber trafagado y sufrido lo indecible durante la segunda guerra mundial que desencadenó el nazismo hitlerista, se asentó en la tierra prometida por Jehová, donde sin cesar los palestinos y demás árabes se han mantenido intentando desaparecer del mapa al pequeño gigante (Israel), a pesar de que fue creado como Estado libre, soberano e independiente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)  en una sesión de Asamblea General histórica celebrada a mediados de la pasada centuria.
A raíz del nacimiento del Estado israelí, sus enemigos jurados, fratricidas y embrutecidos por el fanatismo, comenzaron a esparcir el antijudaísmo en países de las diversas regiones del orbe, pero aún no ha cuajado lo deletéreo que se regó, merced al discernimiento de los pueblos que saben analizar los señalamientos de los grupos violentos, rayanos en el terrorismo, que fachendosamente amenazan con borrar del mapa al Estado hebreo.
El antisemitismo, no obstante que ha echado raíces en Europa, algunas en Asia y en nuestra América, se encuentra lejos, demasiado lejos de fortalecerse como para realizar sus aviesos designios. Los promotores son los imaginables grupos interesados que, embozada o desembozadamente, se entregan a la conspiración contra Israel; mas, ni en cuadrilla, han podido vencerlo y desarraigarlo del suelo donde ¡por fin! fundó su hogar.            
Los árabes palestinos ya tienen su propio Estado; entonces, por qué jo…cotes están queriendo destruir al gigantito que les ha demostrado, facta non verba, o sea con hechos, no con palabras, ser un país que ha caminado hasta alcanzar las metas de avanzada que se ha impuesto.
Es una bola de fuego la que tienen en sus manos los árabes. Los judíos, en cambio, se mantienen alerta y dando un gran ejemplo de progreso en todos los órdenes de la vida activa y productiva.
Se ha dicho que los árabes palestinos y, virtualmente casi todos los árabes que siguen viviendo como en los oscuros tiempos primitivos, hundidos en el atraso, pugnan como a ultranza para eliminar al Estado hebreo, pero como pretexto. Lo que realmente sienten es envidia de  verlo en las cimas de la superación integral.
En opinión de notables analistas de las situaciones que se dan en los estados en general,  la solución de lo que acontece en el Cercano Oriente la paz entre los israelíes y sus agresivos hermanos árabes, porque, de lo contrario, en cualquier momento puede estallar un conflicto en toda la región, de consecuencias  impredecibles e indeseables.
     ¡Deben los “harmanos” árabes meditar bien sus acciones agresivas para no lamentarse demasiado tarde!!!