Luego de 12 horas de acalorado debate, el Senado de Uruguay aprobó una ley que regula y legaliza el uso de la marihuana, y transforma a Uruguay en el primer país del mundo en tener un mercado legal y reglamentado de cannabis desde el cultivo hasta la adquisición por parte del público, que se realizará en una red de farmacias.
El proyecto fue aprobado por 16 votos contra 13 y cuenta con el respaldo del presidente José Mujica. La bancada oficialista, que tiene una exigua mayoría de un voto en el Senado, votó monolíticamente para lograr la aprobación. Los 15 senadores de la oposición manifestaron estar en contra del proyecto, aunque dos de ellos no estuvieron en sala cuando finalmente se votó.
«Hoy es un día histórico. Uruguay pasa a ser una especie de vanguardia internacional en este tema», dijo al votar el senador Alberto Couriel, del oficialista Frente Amplio.
El encendido debate, seguido desde las barras por partidarios de la marihuana libre y decenas de periodistas provenientes de distintas partes del mundo, no permitió acercar las posiciones entre los dos bloques parlamentarios.
El oficialismo mostró su entusiasmo con el paso que se apresta a dar. La ley representa «una política decidida e innovadora frente al crimen organizado», dijo el senador Roberto Conde. Su compañera de bancada, la senadora Constanza Moreira señaló que «esta ley nos vuelve a poner a la vanguardia de América Latina. Para muchos de nosotros hoy es un día histórico. Muchos países de América Latina, y muchos gobiernos, tomarán esta ley como ejemplo».
Pocas horas antes de entrar al recinto parlamentario, el senador Luis Gallo dijo a The Associated Press que la ley, promovida por el presidente Mujica, es necesaria porque el modelo prohibicionista de las drogas fracasó. «Creemos que es necesario buscar una estrategia de manejo que controle y regule el consumo y la producción. Esto no es liberalización de la marihuana. Se la podrá consumir dentro de ciertos parámetros fijados por la ley. Yo pienso que va a disminuir el consumo».
Mujica ha señalado que el objetivo de este «experimento» es quitarle el mercado de la marihuana al narcotráfico y no estimular el consumo de la droga. El gobierno ha lanzado en televisión una campaña advirtiendo de los riesgos de la marihuana para la salud.
Justamente la definición de «experimento» dada por Mujica fue el centro de las críticas más duras de la oposición.
«Es terrible hacer un experimento con la gente de un país», dijo el senador Luis Lacalle, del Partido Nacional, ex presidente de Uruguay entre 1990 y 1995.
«Yo le diría al señor (George) Soros, al señor (David) Rockefeller y al señor presidente de la República, que con los uruguayos no se experimenta, que los uruguayos no somos cobayos de laboratorio», dijo por su parte el senador Pedro Bordaberry, del Partido Colorado, quien recordó que Mujica ha dicho que la iniciativa se trataba de un «experimento».
Varios senadores oficialistas dijeron que Mujica usó la palabra «experimento» como sinónimo de «experiencia».
«Esto es una experiencia mirada por el mundo, en función de que es nueva esta estrategia que se quiere abordar. Porque es una regulación parcial solamente de una droga, en su consumo y su producción», dijo el senador Gallo.
Hannah Hetzer, representante de la organización estadounidense Drug Policy Alliance (DPA), uno de cuyos directores es George Soros, siguió el debate desde las barras del Senado. «Para mí y para todos los que trabajamos en el mundo de la reforma de las drogas, éste es un día histórico. Uruguay está buscando una alternativa a un modelo que ha fracasado. Creo que es el comienzo del fin del modelo prohibicionista y el comienzo de un enfoque más inteligente».
Hetzer dijo que algunos medios de prensa han sobredimensionado el rol que organizaciones como DPA han jugado en Uruguay. «El apoyo internacional ha existido, es cierto y no hay que ocultarlo. Pero no ha sido lo principal. Los verdaderos protagonistas son los uruguayos».
La ley fija en 40 gramos la cantidad mensual de marihuana que podrá comprar cada ciudadano mayor de 18 años en las farmacias.
Los partidos de oposición votaron contra de la ley por entender que fomentará el consumo de drogas, y algunos de sus legisladores ya han anticipado su voluntad de trabajar para derogarla, incluso convocando a un plebiscito.
La ley ya fue aprobada en la Cámara de Diputados en julio. Ahora la ley entraría en vigencia salvo que el presidente Mujica —que la apoya en forma entusiasta— decida vetarla.
El texto también permite a los consumidores cultivar sus propias plantas, hasta seis en un domicilio particular. El senador opositor Luis Alberto Heber, que votó en contra del proyecto en general, manifestó su apoyo a este punto en particular. La ley también habilita a formar clubes de autocultivo que podrán tener hasta 45 socios.
El gobierno tiene ahora 120 días para establecer los reglamentos que hagan posible el cumplimiento de la ley. El presidente Mujica ha dicho que todo el gobierno se dedicará a esta tarea durante el verano. Se deberá definir, por ejemplo, quiénes serán los cultivadores autorizados, que régimen impositivo recaerá sobre la hierba y también el porcentaje de THC, la sustancia psicoactiva del cannabis, que tendrá la marihuana que venderá el estado.
Julio Calzada, director de la Junta Nacional de Drogas, dijo a la AP que se evalúa vender entre tres y cuatro variedades que tengan entre 5 y 15% de THC.