El Senado estadounidense se prepara para un difícil regreso hoy, con acusaciones de corrupción, nepotismo y fraude amenazando con ensombrecer los primeros días de la Presidencia de Barack Obama.
El 110 Congreso dejó su lugar al 111 Congreso que comienza a sesionar hoy con su mayoría demócrata reforzada por las elecciones del 4 de noviembre. Pero el nuevo Legislativo llega bajo malos auspicios, y las miradas se concentrarán en el escaño donde se sentaba Obama.
En lo que podría ser el primer gran golpe para el Presidente demócrata, sus propios compañeros de filas podrían impedir que Roland Barris, la persona prevista para reemplazar al senador por Illinois, ocupe su puesto.
Burris, un negro de 71 años, fue designado por el gobernador de Illinois, Rod Blagojevich, para que ocupe el asiento que dejó vacante Obama al ganar la Presidencia, ya que según la ley de ese estado, cuando un escaño queda vacante es el gobernador el que decide su reemplazo.
El asunto es que Blagojevich está involucrado en un escándalo por supuestos intentos de vender la banca a cambio de favores y grandes sumas de dinero.
Desde entonces, decenas de figuras de todas las filas políticas han exhortado al gobernador a renunciar.
«Ninguna persona designada por el gobernador Blagojevich puede representar a Illinois o ser considerada por el grupo demócrata», advirtió el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid.
Hasta el mismo Obama se opuso a que Blagojevich designara a su sucesor.
Roland Burris «es una persona de bien y un competente funcionario del estado, pero los demócratas del Senado han claramente expresado hace varias semanas que no pueden aceptar un nombramiento realizado por un gobernador acusado de haber intentado vender ese escaño en el Senado», declaró.
El debate parece a punto de estallar. Sobre todo, luego de que Burris afirmara que el es un senador legítimo, por lo que tiene todas las intenciones de sentarse en su lugar correspondiente.
«No estoy preocupado, porque la nominación es legal», dijo con total serenidad a la prensa. De hecho, no hay nada en la Constitución que pueda impedirle ocupar el puesto.
Pero lo que menos necesita Obama, quien asumirá como Presidente de Estados Unidos el 20 de enero, es una controversia en el Congreso. Sobre todo, cuando necesita del apoyo de los legisladores a su plan de reactivación económica de 775.000 millones de dólares.
Otra nominación que genera muchos resquemores es la de Caroline Kennedy, hija del presidente asesinado John F. Kennedy, que aspira a ocupar el puesto que deja Hillary Clinton como senadora por Nueva York.
Pese a lo ilustre de su apellido, la joven no convence a los demócratas más veteranos ni a los neoyorquinos, quienes dudan de sus aptitudes políticas. Pero al igual que el caso de Illinois, es el gobernador de Nueva York, David Paterson, quien decidirá su suerte.
Y para complicar más las cosas, un recuento de votos indicó que el demócrata Al Franken habría ganado el escaño en el Senado estadounidense por el estado de Minnesota. Pero la batalla por el puesto no terminaría allí, ya que su rival republicano aseguró que apelaría los resultados.
Si se confirma la elección de Franken, la mayoría demócrata ocupará 59 de los 100 escaños en el Senado.