Semanas de trabajo y mucho dinero para un momento de magia


Los modelos presentan creaciones por el diseñador británico Alexander McQueen durante el 2008-2009 espectáculo de colección confeccionado de otoño/de invierno en Parí­s, el 29 de febrero de 2008.

Los desfiles de moda, que se suceden esta semana en Parí­s, son a menudo verdaderos espectáculos que enví­an su imagen de magia al mundo entero, pero pocos saben que cada uno de ellos requiere semanas de trabajo de decenas de personas y puede costar hasta un 1,5 millones de dólares.


Una modelo presenta una creación por el diseñador británico Alexander McQueen durante el 2008-2009 espectáculo de colección confeccionado de otoño/de invierno en Parí­s, el 29 de febrero de 2008.Una modelo presenta una creación por el diseñador británico Alexander McQueen durante el 2008-2009 espectáculo de colección confeccionado de otoño/de invierno en Parí­s, el 29 de febrero de 2008.Una modelo presenta una creación por el diseñador británico Alexander McQueen durante el 2008-2009 espectáculo de colección confeccionado de otoño/de invierno en Parí­s, el 29 de febrero de 2008.

Destinados a convencer a la prensa y a los compradores, los aproximadamente 15 minutos que dura un desfile son concebidos para ser filmados y fotografiados, puesto que su interés comercial es la imagen de la marca que los medios de información transmitirán al mundo entero.

Por ello, muchas casas de moda recurren a firmas de producción especializadas para escenificar sus colecciones.

«Hoy, ya no hay espacio para la improvisación», estima la firma de producción La Mode en Images (LMI), que organiza veinte de los aproximadamente 90 desfiles de la semana de la moda parisina.

El tiempo de preparación de un desfile, cuya duración media es unos 15 minutos, «varí­a según se trate del desfile de un joven diseñador o del director artí­stico de una gran casa», y puede «oscilar entre una semana y tres meses», señala Olivier Massart, director de La Mode en Images.

Pero a veces, «la preparación empieza inmediatamente después del desfile precedente», acota Alexandre de Betak, director de otra firma de producción, Bureau Betak.

Las firmas de producción se encargan de organizar el desfile, «desde el contacto con los organismos profesionales hasta el «casting», desde la organización técnica hasta la puesta en escena artí­stica», explica Massart. Su intervención concierne las diversas etapas: elección del lugar, escenografí­a, disposición de los invitados y del decorado, sonido, luz, coordinación de los diferentes equipos, etc.

«Algunos diseñadores saben exactamente lo que desean como decorado, otros nos hablan de su colección y nosotros nos encargamos de presentarle propuestas en función de ella. Es un verdadero trabajo de acompañamiento del creador», agrega.

Hay diseñadores que organizan ellos mismos sus desfiles, como Christian Lacroix que «decide todo» al respecto, según sus colaboradores. En este caso, «todo se organiza en tres semanas, incluso en quince dí­as».

«En los últimos dí­as previos al desfile, todo se acelera», recalca el diseñador Robert Normand. Las modelos llegan a Parí­s procedentes de Milán, donde desfilaron en la semana precedente, «de manera que llegan a última hora y, en dos dí­as, debemos ajustar todos los detalles», añade.

«Las contratamos, cada una de ellas viene a probarse el modelo que va a lucir, los ajustes de accesorios se hacen en dos dí­as», precisa la casa Christian Lacroix. «El dí­a del desfile, cerca de 200 personas» trabajan entre bambalinas (peluqueros, maquilladores, modelos, equipos técnicos, etc.)

Nada se improvisa. Todo está previsto, incluso la actitud de las modelos que se suceden en la pasarela a un ritmo sumamente rápido.

La atribución del lugar en que se instala a los invitados (compradores, clientes, prensa, asociados, personal de la casa) es frecuentemente un verdadero rompecabezas para los organizadores. Algunas casas practican el «overbooking», otras multiplican las invitaciones «standing», es decir que los asistentes son situados de pie detrás de la última fila de asientos.

Según varios profesionales, el costo de un desfile varí­a entre «10.000 y un millón de euros» (15.000 y 15.000.000 dólares).

«Como media, hay que gastar 400 mil euros para hacer un desfile bello», indica un encargado de comunicación de varias casas de príªt-í -porter de lujo. «Sin contar las prendas de ropa, un desfile cuesta como media entre 200 mil y 800 mil euros», confirma Alexandre de Betak. Pero para «los muy grandes» la suma es «mucho mayor», agrega.

En general, la operación es rentable. «Los desfiles son pensados hoy para los fotógrafos, para las televisiones y para la red», según la firma La Mode en Images. Todo (decorado, luz, maquillaje, ubicación de los fotógrafos y las cámaras) es concebido para producir la imagen que será difundida en los medios de información y explotada comercialmente por la marca.