Cinco insurgentes y una mujer de 71 años murieron hoy durante la lucha que mantienen fuerzas gubernamentales en una ciudad del sur de las Filipinas donde insurgentes musulmanes mantienen como rehenes a unos 20 civiles, dijeron las autoridades.
La mujer murió cuando un proyectil de mortero presuntamente disparado por los insurgentes leales al líder del Frente Moro de Liberación Nacional, Nur Misuari, cayó en su casa de la ciudad de Zamboanga.
El teniente coronel Ramón Zagala dijo que cinco insurgentes fueron muertos y dos soldados quedaron heridos en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Agregó que 35 insurgentes siguen atrincherados.
Los soldados registran dos barrios en busca de los rebeldes que capturaron a decenas de civiles el 9 de septiembre para usarlos como escudos humanos cuando las fuerzas gubernamentales impidieron que ocuparan la ciudad.
«Esperamos que podamos acorralarlos lo antes posible», dijo Zagala. Agregó que los soldados han recuperado mucho terreno ocupado por los insurgentes. No dio más detalles.
Dijo que los militares han dejado de usar armas pesadas en los combates para evitar herir a los rehenes.
Las operaciones militares han permitido el rescate de más de 170 rehenes, además de haber matado o capturado a más de 200 insurgentes. Quince miembros de las fuerzas de seguridad y nueve civiles han muerto en la lucha.
Se trata del combate más grave en años entre los insurgentes y las fuerzas gubernamentales en el sur de un país mayoritariamente católico, donde la minoría musulmana lleva décadas luchando por el autogobierno.
La facción insurgente que participa en los choques armados abandonó sus demandas de un estado musulmán independiente y firmó un acuerdo de autonomía con el gobierno en 1996, pero los guerrilleros no depusieron las armas y acusaron luego al gobierno de renegar de una promesa para desarrollar las regiones musulmanas, largamente olvidadas.
El grupo de Misuari se dividió en facciones y fue desapareciendo mientras un grupo rival mayor comenzó a negociar con el gobierno sobre la ampliación de una región musulmana autónoma en el sur de Filipinas.
Misuari no ha sido visto desde que comenzó el cerco insurgente, pero el presidente Benigno Aquino dijo el jueves que hay pruebas crecientes de su participación.