Seguridad en trapos de cucaracha


Entiendo que no es fácil gobernar un paí­s y administrar la cosa pública, sobre todo, cuando politiqueros, electoreros oportunistas, mafiosos y corruptos se posesionan del poder público sin programa de gobierno, sin planes especí­ficos y asumen la dirección del Estado y del gobierno sin equipo técnico humano, capaz y honesto, sin propuesta de trabajo con visión de Nación; es decir, con absoluta irresponsabilidad, improvisación e incapacidad para desafiar los enormes problemas y asuntos nacionales de carácter económico y social, o aquellos atinentes a las cuestiones étnicas, económicas y culturales, relegadas y pendientes de atender. Es perverso aceptar la conducción de un Estado, sin tener la calidad de estadista ni la condición moral para representar la unidad nacional. Es un acto avieso jurar respeto a la Constitución Polí­tica y después violar la ley. En un paí­s en esas condiciones se dificulta la gobernabilidad y se abre nichos para la penetración y actividad de redes criminales, provocando un Estado al borde del colapso y/o bajo control del crimen organizado transnacional.

Factor Méndez Doninelli

Las condiciones de la situación descriptiva aludida en el párrafo anterior, quedan muy bien a la medida de los actuales gobernantes quienes siguen dando palos de ciego, no le atinan a una, me refiero en particular a los temas de seguridad pública y ciudadana, igual que el de justicia, que como dice el lenguaje coloquial, están en trapos de cucaracha. Los elevados í­ndices de violencia y criminalidad siguen cobrando vidas, las autoridades respectivas no son capaces de controlar y disminuir los actos criminales. Mientras tanto, la población sigue reclamando seguridad. ¡Cuidado, la situación puede desbordarse y crear mayor inestabilidad!

Sin duda, en los temas de seguridad y justicia muchas son las fallas, déficit y omisiones de funcionarios y entes encargados. ¿Dónde está el trabajo de inteligencia y el análisis estratégico?, ¿Por qué después de tantos años y muchas muertes, sigue el asesinato de pilotos, de ayudantes del transporte público y ataques indiscriminados contra el público usuario?, ¿Cómo es posible que todaví­a aparezcan involucrados agentes de policí­a y de seguridad del Estado en hechos delictivos?

La falta de planes estratégicos, polí­tica pública y leyes especí­ficas, lleva también a la improvisación y a acciones de ensayo, sino que nos digan, ¿Qué hay de los 101 compromisos asumidos por los tres poderes del Estado en el Acuerdo Nacional para el Avance de la Seguridad y la Justicia ANASJ? Todo indica que el espectáculo ofrecido durante la firma del citado acuerdo en abril 2009 fue solo un acto publicitario de politiquerí­a barata. ¿Por qué el G-4 garante del ANASJ sigue pasivo ante el gobierno, sin denunciar con energí­a la falta de voluntad polí­tica y el incumplimiento del acuerdo? ¿A dónde llevará la negligencia del Ministerio de Gobernación?

P.S. Al pequeño cí­rculo de amigos, lectores y comentaristas de CONTRAVíA, agradezco su atención durante estos 24 meses de publicación. En la versión electrónica de La Hora, ustedes comentan sus reacciones a mis análisis de opinión, que algunas veces generan notas de simpatí­a y adhesión y otras (las menos), han servido para recibir ofensas, amenazas solapadas, frases hepáticas, irracionales y sacadas de la retórica de la Guerra Frí­a. Como me caracteriza la tolerancia y el respeto a la dignidad de otras personas, en tanto, seres humanos, un saludo fraternal a todos.