La protesta frente a la sede del gobierno libanés, organizada por la oposición chiíta prosiria, entró hoy en su segundo mes con la amenaza de una «escalada sin violencia» de esa acción.
«El movimiento de protesta para obtener una participación en el poder (un gabinete de unidad nacional) continuará y la oposición recurrirá a acciones de escalada sin violencia y en el respeto de la ley», señalaron en un comunicado conjunto el movimiento islamista chiíta prosirio Hezbolá, apoyado por Damasco y Teherán, y el partido Amal.
Ambos partidos acusaron a la mayoría parlamentaria antisiria, que apoya al gobierno del primer ministro, Fuad Siniora, de haber «hecho fracasar» con «su obstinación» los intentos «por resolver la crisis», iniciada tras el abandono del ejecutivo de los ministros chiítas prosirios y de uno cristiano.
El origen de la crisis fue la instauración de un tribunal internacional para juzgar a los autores del asesinato del ex-primer ministro libanés, Rafic Hariri, en febrero de 2005, atribuido a fuerzas prosirias.
Por su parte, el número dos de Hezbolá, el jeque Naim Kassem, aseguró que la «protesta continuará pacíficamente» en declaraciones a la cadena Al-Manar, órgano de su partido.
La oposición contra el gobierno de Siniora reúne a Hezbolá, Amal, partidos cristianos, como la Corriente Patriótica Libre del general Michel Aun, y formaciones tradicionalmente cercanas a Siria.