Seguirá la impunidad


Podrá considerarse aventurado decir que la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia es un espaldarazo a la impunidad porque, lógicamente, se dirá que hay que otorgar el beneficio de la duda y que en el grupo están algunos abogados que gozan de prestigio y credibilidad. Sin embargo, realí­sticamente hablando, el arreglo que hicieron las bancadas en el Congreso no fue gratis y lo veremos en casos paradigmáticos, especialmente en los relacionados con la corrupción.


Como ciudadanos tenemos derecho a cuestionar el fondo de la negociación en las bancadas y tenemos que dar por sentado que las del FRG y la UCN, por ejemplo, tienen una agenda clara y comprometida para evitar el juicio por delitos de corrupción que implican a personas vinculadas con esas agrupaciones. El partido de gobierno tiene su propia agenda para garantizar la impunidad de los funcionarios actuales y el caso de la GANA, la llamada bancada Guatemala y el Unionismo es parecido porque comparten interés en garantizar que los asuntos que manejaron al hacer gobierno no vayan a reventar judicialmente.

No es casualidad que los grupos que han estado en el poder sean los que se arreglaron para elegir a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y sin prejuzgar sobre los que fueron electos, puede afirmarse que los diputados que votaron no son tan papos como para elevar a la alta magistratura a quienes después puedan adoptar resoluciones que afecten a sus dirigentes o a sus familiares.

En otras palabras, podemos dar por sentado que los ungidos fueron debidamente apalabrados, como se dice en nuestro idioma, para recibir la bendición y las condiciones saltan a la vista, sin que haga falta ser demasiado profundo en el análisis.

Obviamente los grupos clandestinos y de poder paralelo que se han beneficiado durante años con la impunidad no iban a renunciar a su privilegio simplemente porque un pequeño grupo vociferante de la sociedad civil estaba dando muestras de oposición. Se calculó que esa protesta irá diluyéndose con el correr de las horas, no digamos de los dí­as o de las semanas, y dentro de poco el sistema podrá reacomodarse para continuar tal y como ha operado hasta hoy y quienes necesitan el manto de la impunidad lo tienen garantizado.

Eso no quita mérito al esfuerzo realizado en distintas instancias para lograr alguna depuración y oxigenar un sistema que está colapsando. El esfuerzo fue bueno, valió la pena y permitió identificar grupos que tienen el propósito de trabajar a favor de la justicia. Hay, desde luego, sentimiento de frustración por lo ocurrido, pero era de esperar y eso no hace sino obligar a que se redoble el esfuerzo.