Seguimos viendo sólo el árbol que tenemos enfrente


Después de que fuera «enviada al archivo» la iniciativa de ley que podrí­a haber dado a estas alturas el marco legal al futuro de la educación de Guatemala, dentro del Plan de Visión de Paí­s que por tanto tiempo se estuvo elaborando concienzudamente por un grupo de expertos en la materia, me obliga a analizar el pretexto que se utilizó para hacerlo. ¿Cómo fue posible que el proyecto que se presentara al Congreso no coincidiera con lo consensuado y firmado por todos los dirigentes de partidos polí­ticos que tienen representación en dicho organismo? ¿Cómo es que se pudo cometer tal «error de redacción» hasta el punto que lo planteado no reflejara el espí­ritu de lo que se habí­a hablado y firmado anteriormente, siendo un proyecto de tanta importancia para el futuro del paí­s?

Francisco Cáceres Barrios

No, no puedo tragarme esa pí­ldora. Me parece que en todo esto, como ha sido costumbre, siguió privando la politiquerí­a de siempre, las patadas a las espinillas, las jugadas por debajo de la mesa y el absurdo proceder de sólo ver el árbol de enfrente y no apreciar el frondoso bosque que hay al fondo. Es duro entonces comprobar que a nuestros diputados en particular y a nuestros polí­ticos en general, solo les importan sus intereses y no el tiempo, dinero, estudios y esfuerzos que conlleva la realización de este segmento tan importante de la educación, sin menospreciar al resto de planes relativos a la salud, seguridad, desarrollo rural y tantos más, que llevan tiempo de estarse elaborando sobre bases técnicas y cientí­ficas, pensando en grande, pero con los pies bien puestos sobre la tierra.

¿Será lógico y consecuente en la crí­tica situación actual de la educación, «mandar el archivo» un trabajo serio que entre otros rubros contienen: emprender planes para triplicar el gasto en educación; quintuplicar la inversión en las mujeres del área rural; aumentar la cobertura de educación primaria; erradicar el analfabetismo en la juventud; lograr que todos los educandos asistan y también permanezcan en los centros de estudios; garantizar por la ví­a del presupuesto de gastos de la nación una asignación creciente para la educación pública?

Algo peor todaví­a es que sobre el Plan de Visión de Paí­s se vaya a mantener la espada de Damocles para que con el más mí­nimo pretexto politiquero se vuelvan a echar por la borda los relativos a la Salud, Seguridad y Justicia y Desarrollo Rural. Claro que no existe verdad absoluta, como tampoco que ese plan haya sido elaborado sobre piedra para que no pueda mejorarse, pero de eso, a ser ¿mandado al archivo» de una sola plumada?, nos sigue pareciendo una acción miope, absurda, como una clara demostración que de caminar por ese mismo sendero ¡todos iremos como el cangrejo!