Seguimos con el Renap


Después que Colom, (ustedes ya saben), por medio de un comunicado hecho por alguno de los «brillantes» cerebros que lo rodean, indicó que la Prensa junto con el crimen organizado ¡puchis! y algunos de los que ostentan el poder económico, (y él no tiene ya poder económico y poder de los otros, hasta donde doña Sandra lo permita), estábamos fraguando un plan para desestabilizar su gobierno y destruir a las instituciones, me uno, con la pluma en la mano, a ese grupo de complotistas, para insistir sobre lo inoperante, lo corrupto, lo ineficiente y lo desorganizado e inepto que es el Registro Nacional de Pobladores conocido popularmente como Renap y con otros sobrenombres que el pudor no me permite publicar a fin de no desestabilizar al gobierno, ni menos, afectar la unidad nacional que tanto pide el Presidente, pero que tanto destruye.

Héctor Luna Troccoli

 Para empezar, no sé si cuando esto salga publicado, al fin el Renap habrá emitido ya su Reglamento, supuestamente para complementar la Ley que lo creó y al mismo tiempo, «facilitar» los trámites que forzivoluntariamente tenemos que hacer ante esta entidad, ejemplo de la más absoluta ineptitud.

Y es que los mismos empleados y funcionarios de ese cuenterete, creen que su única obligación es emitir el Documento de Identificación Personal para las elecciones generales del año entrante, como también lo suponen don Robertio Alejos y don Manfredo Marroquí­n y el Tribunal Supremo Electoral. No, la cosa no es así­, al habérsele quitado las atribuciones que antes tení­an los registros civiles de las municipalidades, ahora ellos se encargan de emitir partidas de nacimiento, partidas de defunción, partidas de matrimonio, y por supuesto el famoso DPI. ¿Y para que sirven todos estos chunches? Pues fí­jese usted que para miles de cosas, desde inscribir un chiris en el colegio o la escuela, hasta para cobrar un cheque, sacar pasaporte, licencia para portar arma, licencia de conducir, acreditarse ante cualquier conflicto judicial o extrajudicial y también para votar y caer de babosos cada cuatro años.

   Antes, le hablo de hace 20 años, cuando la informática no habí­a avanzado como ahora, en los registros civiles existí­an libros en donde, en la mayorí­a de los casos, sobre todo en pequeñas comunas, los registradores, apenas habí­an cursado el 6o. año de primaria, aparte de que los padres que llegaban a inscribir a sus hijos, o todaví­a estaban en el festejo por el nacimiento del heredero o únicamente podí­an hablar en su lengua materna y se les dificultaba el español. Por ello no era de extrañarse que nombres y apellidos salieran inscritos con pluma y a mano, con graves faltas que iban hasta en el nombre de los padres o el sexo de la criatura.

   Después vinieron las computadoras y por supuesto, en lugar de meter la pata con la pluma, se metí­a el dedazo en el teclado y eso cambiaba todo. Como según indica la Ley de Cédula de Vecindad, el «único documento de identificación de la persona» es precisamente ese documento  o el DPI para los que ya tienen la suerte o el cuello de tenerlo, lo que nos sirve para los actos insignificantes o trascendentes de nuestra vida.

   Para reparar los errores que usted no cometió está el Renap, pero le voy a contar unos cuantos cuentos que los viví­ personalmente «en persona», como les ha ocurrido a miles de guatemaltecos. Resulta que un señor se llamaba igual que su padre y optó por ponerse Fulano de Tal y una h. (minúscula) para indicar que era hijo, como se hace en los Estados Unidos con la J. que significa junior, como aquel que ustedes conocen. Pues en el Renap le pusieron H mayúscula y cuando se presentó el documento, se asumió que esa H era de apellido o posiblemente de Homosexual, por lo que lo rechazaron. En otro, en ese misma institución que algunos pretenden quemar y destruir, a los padres de una persona que habí­an nacido en municipios distintos, les pusieron el mismo y también fue rechazado. Otro que en su apellido fue cambiada una letra que no incidí­a en la palabra, también rechazaron el documento. Otro, donde no encontraron el libro que contení­a la partida de nacimiento se pidió que se diera una certificación «negativa» como les llaman ellos y tiene tres meses de esperar que se la den para poder pedir notarialmente la reposición de la partida. En otro certificado apareció por la gracia del Renap una letra de más y el don ya lleva casi dos meses esperando que le arreglen el clavo pero le dicen que hasta que salga el reglamento, la última, un colega abogado me dijo que un problema de esos él los arreglaba con Q300.00 para que le dieran la certificación el mismo dí­a….. Y así­ podrí­a seguir, pero el espacio es limitado y por lo general siempre me paso de ese lí­mite asignado, gracias a la benevolencia de nuestro Director General.

  En resumen si ese cuento no funciona, en lugar de seguir gastando millones de quetzales y emitir un decreto para que se prorrogue hasta que San Juan baje el dedo, el plazo para entregar el DPI, ¿no serí­a mejor quitarlo de un plumazo y volverlo a intentar con tiempo, organización previa, personal adecuado, teconologí­a de punta y tantas cosas que ahora no tiene?

RESPUESTA NECESARIA. Debido a que el supremo  Alvaro Arzú al referirse a los periodistas dijo «Esos son los bueyes con los que tengo que seguir arando», le recuerdo  una frase del filósofo  Diógenes Laercio «Tú tienes el poder para decir las injurias y yo para olvidarlas sin perturbarme». Y  con respecto a la obsesión y odio   de Arzú contra la Prensa, según nos dice Ralph Waldo Emerson: «El único pecado que nunca perdonamos en los demás es la diferencia de opinión».