Seguimos adelante… con la vida más cara cada dí­a


La creciente elevación en los precios de las subsistencias básicas, alimentos diversos, medicinas, vestuario, etc. no es un hecho imputable a la gestión del presidente ílvaro Colom, pues el encarecimiento en el costo de vida viene desde atrás. Sin embargo, este gobierno no ha hecho nada substancial para enfrentar y detener el monstruo que aplasta los modestos salarios y los escasos presupuestos familiares. Y el problema seguramente se agudizará más con los efectos de la recesión internacional.

Félix Loarca Guzmán

En el plano local, hasta ahora no hay nada a la vista sobre que las autoridades de los diferentes ministerios hayan hecho esfuerzo alguno para atenuar el drama de los altos precios y, si lo han hecho nadie lo siente. Todo indica que el gobierno parece estar decidido a consentir en dejar que cada quien haga lo que se le dé la gana, dentro de lo cual sobresale la especulación.

Un ejemplo clarí­simo, es que a pesar que los precios del petróleo en el mercado mundial han caí­do a sus niveles más bajos de los últimos tiempos, en nuestro medio la rebaja de los combustibles se ha efectuado con cuentagotas.

Al principio de su administración, el presidente Colom habló con entusiasmo sobre el tema de los «precios acordados» con los empresarios. Sin embargo, la euforia duró muy poco, pues los precios siguieron subiendo derritiendo como terrones de azúcar los pocos centavos del pueblo.

Una de las grandes promesas durante la campaña de parte del ingeniero ílvaro Colom, fue que al ascender a la Presidencia de la República promoverí­a acciones inmediatas y profundas, para proteger a los sectores populares. El pueblo ha esperado 11 meses, pero nada. El costo de vida cada dí­a es más alto. Falta implementar medidas eficaces como las de permitir la libre importación (en forma temporal) en los casos de precios de productos en donde se detecte la especulación. Durante el gobierno del presidente Alfonso Portillo, hubo acciones de este tipo y por eso se mantuvo una relativa estabilidad en los precios de los productos esenciales.

En la actualidad el costo de vida es muy grosero. Por ejemplo, las tortillas y el pan cada vez son más pequeños, pero al mismo precio. El pan ha bajado de peso, pero no baja de precio. Los guatemaltecos no tienen a quien acudir para expresar su protesta, pues la Diaco y la carabina de Ambrosio son la misma cosa. Los precios de los artí­culos y servicios de primera necesidad continúan elevándose.

Algunos ejemplos de servicios más caros son el aumento solapado en las tarifas de Telgua y de la Empresa Eléctrica. Sin duda, ha llegado la hora de revisar las promesas electorales para aliviar un poco el alza en el costo de vida.