Sedimento noticioso


DISCRIMINACIí“N. El pasado 18, el matutino Prensa Libre informó que el juzgado Penal de Jutiapa clausuró el proceso que se seguí­a contra el sacerdote José Obdulio López Recinos por el supuesto delito de discriminación porque dicho cura aseguró que: «En Jumaytepeque no hay xincas; yo no conozco una sola persona que vista el traje tí­pico o hable el idioma» ¿Delito de discriminación? ¡Por favor! ¿Por eso se tomaron la molestia de armar expediente y presentar formal acusación? Bien por el juez Nery Carranza que lo rechazó. De haber sido el juez Justiniano Salvatierra hubiera agregado: «Señores del MP son tantas sus limitaciones económicas y funcionales y son tantos los delitos que a diario se cometen que ustedes deben priorizar. Preséntenme acusaciones por asesinatos, robos, estafas, extorsiones, coacciones, femicidio, corrupción de menores, violencia intrafamiliar, etc. con sus medios de prueba.» La discriminación es un delito que, ciertamente, afecta a la sociedad y se debe perseguir. Ahora bien ¿quién comete ese delito? O ¿cuántos no cometen ese delito y en su caso, cuántos son acusados y cómo probarlo? En todo caso hay otros delitos efectivos, muchos, de mayor impacto que deberí­a perseguir el MP. ¿O es que hay algo más?

Luis Fernández Molina

Cí“DIGO DE TRABAJO. Por medio del Decreto 42-10 el Congreso acaba de aprobar una reforma al Código de Trabajo relacionado con los asuetos para promover el turismo (¿y el enfoque laboral qué?) El citado decreto no habla de reforma, ni qué artí­culos son modificados, pero de hecho es una reforma. Habiéndose abierto el pecho del paciente para operar el estómago pudo aprovecharse la incisión para realizar muchas otras intervenciones urgentes. El citado Código parece un catálogo de errores y ejemplo de deficiencias de orden lógico. En un sentido sigue anclado en 1947: con claro anacronismo y hasta «discriminatorio», sigue considerando a los idiomas mayas como simples «dialectos indí­genas» (Artí­culo 9), igualmente regula salarios «menores de treinta quetzales», o de «treinta a cien quetzales», de «cien a doscientos quetzales», etc. El artí­culo 65 contiene un grotesco error al confundir la suspensión colectiva parcial y la suspensión colectiva total (son iguales); igualmente incurre en evidente dislate el artí­culo 151 que se refiere a las faltas del artí­culo 177 cuando el artí­culo que contiene las faltas es el 77. Regula las zonas económicas que ya no existen. Habla de concubinas, de reclutadores de trabajadores, de jefes polí­ticos, acción penal laboral, etc. Regula el descanso de seis horas la tarde del domingo para el trabajo doméstico (legislación decimonónica), también contempla el «arresto mayor» -que desde 1970 no lo contempla la legislación penal. Algunos artí­culos hacen referencia a otros que ya están derogados. El sistema punitivo laboral está desarticulado (por eso lo inefectivo de la Inspección). La normativa de trabajadores del Estado está desfasada. Lástima grande que no se aprovechó el momento de una reforma para incluir tantas otras. (En cuanto a los «feriados puentes» hablaremos en otra ocasión).

CLíSICO. Por todos los medios se ha anunciado el clásico de futbol. ¿Cuál clásico? La mayorí­a de la gente responde que el clásico que se va a jugar hoy en vez de ayer. Claro, el hispano, no el de cremas y rojos. Sí­ el lunes 29. ¿Malinchismo o mal manejo? En todo caso es una expresión del poco entusiasmo que desprende nuestro futbol que se ha dejado sobrepasar del futbol pení­nsula. Se ven camisetas de los equipos grandes de España y muchí­sima gente está más pendiente del desarrollo de «La Liga» que de nuestra «Liga Mayor». Casi todos saben quién es en España el goleador, el Pichichi (qué nombre más feo) y cuántos puntos le lleva el primer lugar al segundo. Aquí­ no estoy muy seguro que sepan. Tenemos que hacer para levantar nuestro futbol.