Sector privado tiene oportunidades, pero también riesgos


Un policí­a haitiano se sienta entre los escombros. FOTO LA HORA: AFP ROBERTO SCHMIDT

En Davos, los lí­deres polí­ticos instaron al sector privado a invertir en forma masiva en Haití­ y aprovechar las oportunidades que brinda la reconstrucción del paí­s devastado por el sismo, pero la apuesta no surtirá efecto si no se garantizan la seguridad y una estrategia a largo plazo.


Aprovechando la presencia de unos 2.500 dirigentes económicos y polí­ticos, el Foro Económico Mundial (WEF) habí­a invitado al ex presidente norteamericano Bill Clinton, enviado especial de la ONU en Haití­, para persuadir al mundo empresarial de comprometerse con el paí­s caribeño en el marco de una «asociación» coordinada con la ONU, el gobierno haitiano y ONGs.

Los cuatros sectores citados por los expertos del WEF son el agroalimentario, el textil, el turismo y el de la ingenierí­a y la construcción.

«Se activaron todos los resortes del Foro para incitar a las compañí­as a donar, pero también a comprometerse a largo plazo», aseguró el canadiense Robert Greenhill, director general del WEF.

«Queremos interesar a las compañí­as mundiales más grandes sobre las oportunidades viables», agregó.

A tal efecto, el WEF instaló una oficina en el hall del Centro de Congresos de Davos, en la cual los empresarios pueden hacer consultas.

Recurriendo al correo electrónico, decenas de compañí­as fueron puestas en contacto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explicó Greenhill, quien salí­a justamente de una reunión con 25 empresarios.

«Hubo respuestas muy interesantes. Pero es necesario ser persistente, y no ser inocente», advirtió.

«Por ejemplo no se puede hablar de textiles si no se habla de garantí­as, infraestructura, instituciones de seguridad. Es necesario entonces aplicar en doce meses este enfoque integrado e integral. Cuando terminen las acciones humanitarias esenciales quizás se podrá tener el relevo del sector privado», continuó.

Bill Clinton habí­a insistido el jueves en la aceleración del desarrollo del turismo y las dos terceras partes del paí­s que no fueron destruidos por el sismo del 12 de enero que dejó unos 170.000 muertos.

De su lado, las agencias de la ONU pidieron inversiones en infraestructuras.

Aún existe un plan de desarrollo del gobierno haitiano, establecido en abril de 2009 bajo los auspicios de la ONU tras un ciclón que afectó a Haití­ en 2008, y Clinton habí­a viajado en octubre al paí­s caribeño con 200 empresarios.

El británico Paul Collier, profesor de economí­a en Oxford y especialista en «Estados frágiles», actualizó luego del sismo la contribución en ese plan del sector privado.

Según Collier, Haití­ puede aprovechar un «impacto de transformación», aunque sufre de una administración débil, inseguridad crónica, una corrupción extendida y una libertad de acción excesiva de cientos de ONGs.

Pero aún así­ «no es Afganistán», indicó Collier, para quien «el costo de la transformación no será tan masivo» como en el paí­s del centro de Asia.