Transcribo a continuación fragmentos de la denuncia de la señora María Eugenia Palacios, secretaria administrativa de la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG, tras ser víctima de negligencia en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, que puso en peligro su vida, y cuyas autoridades se niegan a reembolsarle el dinero que tuvo que pagar en un hospital privado, el cual obtuvo mediante un préstamo.
Este caso no es aislado, pues se ha vuelto común la mala atención en las diferentes unidades del IGSS, en donde muchos de los médicos en forma fría e indiferente ni siquiera levantan la vista para ver a los pacientes. El Procurador de los Derechos Humanos debe intervenir de inmediato y abrir una investigación.
La señora Palacios, quien se identifica con la cédula A-1, 648717, expone: «Desde hace 29 años soy afiliada al IGSS pagando mis respectivas cuotas. Estuve a punto de morir debido a la deficiente atención en las clínicas de esa institución. ¿Será que los señores del IGSS esperan que uno se muera para poder atenderle de urgencia? Lamentablemente en el IGSS siguen jugando con la vida de las personas».
«Como consecuencia de un fuerte dolor abdominal, el domingo 26 de febrero pasado, aproximadamente a las 18 horas me presenté a la emergencia del IGSS en la zona 6. La doctora de turno ni siquiera se tomó la molestia de examinarme. Solo ordenó que me inyectaran un calmante, a la vez que extendió una hoja de traslado a una clínica de enfermedad común para el día siguiente En la constancia para el patrono dice: Se cierra el caso por atención médica de emergencia.
El lunes 27 llegué a la clínica indicada, en donde un médico amablemente me examinó el abdomen, prescribiendo unas pastillas para el dolor y una orden para ultrasonido de las vías biliares. El secretario de la clínica dijo que contara 8 días hábiles a partir de esa fecha para la entrega de la orden de ultrasonido. Como seguía el dolor, el miércoles 29 fui a un laboratorio particular en donde me detectaron Colecisticitis Crónica Calculosa.
Como los dolores arreciaban y apenas podía caminar, fui al hospital privado que está cerca de la sede de mi trabajo, en donde uno de los médicos indicó que era urgente una intervención quirúrgica. En ese momento me interné y me prepararon para operarme al día siguiente, el 1 de marzo».
La señora Palacios dice que oportunamente solicitó al IGSS el reintegro del valor de la operación, pero se ha estrellado con una serie de trabas burocráticas. El 1 de junio le denegaron el reembolso «por no acudir a la emergencia».
Posteriormente impugnó esa resolución y el caso está ahora en una comisión de investigación.